lunes, 1 de abril de 2024

Infundado miedo matutino

¡Buenos días!

Hemos estado toda la Semana Santa con tiempo muy desapacible, muy invernal (sin crudezas), ventoso, nuboso y lluvioso, y al despertarme al alba hoy y seguir viendo nubes y lluvia, me entró el pánico... ¡horror, la primavera nos abandonó, no quiere nada con nosotros!... tranquilidad, no temáis, que parece que se fue de carnaval y volvió disfrazada con desabridas maneras, pero es ella, no lo dudéis, que volverá a su ser natural, no sé si a lo bestia, cuando menos lo esperemos. No creo que esto ya nos vaya a asustar.

En estos pasados días vacacionales, de típicos potajes de vigilia y torrijas, estuve en el cine viendo "The beast (La bestia)" ("La bête (The beast)", 2023), de Bertrand Bonello, basada en la novela "La bestia en la jungla" (The beast in the jungle", 1903) de Henry James, y con Léa Seydoux y George Mackay. De este director francés había visto una de sus anteriores películas, "Zombi child" (2019).

En un futuro cercano dominado por la inteligencia artificial, que ha resuelto todos los problemas de la humanidad, y en el que las emociones humanas se han convertido en una amenaza para la estabilidad social, una joven a la que le gustaría integrarse en la nueva sociedad tiene que pasar antes por purificar su ADN en una máquina que la liberará de sus más intensos sentimientos, para lo que la sumergirá en sus vidas pasadas. Entonces conoce a otro joven, por el que siente una poderosa atracción al instante, como si le hubiera conocido en otras vidas, lo que la hace dudar entre seguir con el tratamiento o mantener sus emociones intactas, además de apoderarse de ella el miedo y el presentimiento de que una bestia la acecha y una fatal muerte ocurrirá. La historia se desarrolla en tres periodos distintos: 1910, 2014 y 2044.

Película sin mucho sentido para mí (nota: 4), además de pasadísima de metraje, y algo pesada, más centrada en creación de atmósferas con estilizadísima factura visual, y por ello bastante sugerente, magnética y fascinante, como su bellísima y sensual protagonista, quien me consoló de ciertos pesares (como algo de aburrimiento) que la película me produjo. Laberíntica en su desarrollo de puzle, rebuscada, enrevesada, bastante incomprensible esta historia de amor, que nunca consigue consumarse, a lo largo del tiempo, de diversos tiempos, en una especie de multiverso en el que cada mundo, cada individuo, son a la vez distintos e iguales a los demás. Por cierto, la primera escena, que se desarrolla sobre un desnudo croma, me maravilló. Y, además, no tuvo créditos finales, sino un gigante código QR que permaneció unos largos segundos en pantalla, que imagino contendría esos títulos de crédito y tal vez escenas adicionales o vaya usted a saber qué más, que no lo activé en mi móvil, pues me tengo prohibido encender el aparatejo en salas oscuras, que es miedosillo por si viene el coco, y yo se lo respeto.

No temáis, ya está aquí la sabiduría ajena, que como siempre nunca nos falla, comenzando por una cita del autor del libro en que se basa la cinta hoy glosada, bastante en sintonía con lo que trata la película, y siguiendo por otras dos que cuadran muy bien con lo que me destilaron las escenas inicial y final, respectivamente, de la cinta:

 - "Cuantas más vueltas le doy más cosas comprendo, y cuantas más cosas comprendo más miedo me da".  (Henry James).

 - "El miedo del peligro es diez mil veces más terrorífico que el peligro mismo".  (Daniel Defoe).

 - "Sin el animal que habita dentro de nosotros somos ángeles castrados".  (Hermann Hesse).

Besos y abrazos,

Don.

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