miércoles, 3 de abril de 2024

Natural sencillez matutina

¡Buenos días!

Esta como siempre voluble primavera fluye con simple naturalidad desde los pasados días pasados por agua, mucha agua, hasta otros más serenos de sol y algunas nubes, como el de hoy, con amanecer ya muy lejos de la helada (9ºC), algo de suave viento, y una máxima prevista para hoy por los madriles de 18ºC, y subiendo en próximos días. Así que ya metido en otro de mis bien amados matutinos, siempre libres de complicaciones para mí, no me queda otra que disfrutar de lo que este dulce clima nos trae al albur de brisa que susurra en nuestros oídos, del olor de las flores y la hierba fresca y bien regada por pasadas lluvias, de su precioso verdor que serena nuestras pupilas, de la caricia del cada vez más tibio sol... y demás otras cosas sencillas que nos alegran la existencia y dejan un regusto de lo más agradable.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Las cosas sencillas" ("Les choses simples", 2023), de Éric Besnard, y con Lambert Wilson, Grégory Gadebois, y Marie Gillain. De este director francés había visto dos de sus anteriores largos, "Delicioso" ("Délicieux", 2021) y "Pastel de pera con lavanda" ("Le goût des merveilles", 2015).

Un mediático empresario que dirige su propio conglomerado de empresas multinacionales de tecnología punta, un tipo seductor e hiperactivo, mientras conduce su clásico deportivo por una carretera alpina sufre una avería mecánica en medio de la nada. Por allí pasa con su moto un hombre que le auxilia, y que vive recluido en una aislada cabaña en lo alto de las montañas, apartado del mundanal ruido, un tipo taciturno, algo hosco, y sin embargo hospitalario, pues le acoge en su humilde hogar hasta que vengan a rescatarle. El millonario vuelve a su ajetreada vida y al poco sufre un ataque de ansiedad y, sin decir nada a nadie, buscando serenidad de ánimo en plena naturaleza, decide regresar a la cabaña y le pide al paisano si puede quedarse en su casa por unos días, cosa que acepta, aunque no de muy buena gana. Ambos hombres son como la noche y el día y en su difícil relación aprenderán el uno del otro, llegando ambos a plantearse si realmente están viviendo la vida que quieren vivir, cambiando este encuentro sus vidas.

Buena película (nota: 6), sin complicaciones, aunque con algún giro argumental que otro, bonita y agradable de ver, que de vez en cuando me hizo reír con su simpatía, esta historia de amistad fortuita e inesperada que se va consolidando, en la que se nos habla de tomarse la vida con más calma, especialmente la gente cuyas existencias llevan un ritmo demasiado frenético y competitivo, o de ser más lanzados aquellos recluidos en su caparazón y que no se atreven a dar ciertos pasos adelante; y también de entendernos y comprendernos unos a otros y de las bondades de la naturaleza para serenar ánimos alterados por el estrés urbano.

Ahora, como es natural, tocan unas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos ayuden a desenredarnos de algunas dificultades que nos impiden seguir adelante:

 - "Tendríamos que comprender humildemente la belleza de la quietud, esforzarnos en atravesar la vida sin ruido, a fin de que el azar no se diera cuenta de nosotros; buscar el efecto de seres sencillos e ingenuos. Hablar poco, vivir ocultos en nuestro rincón; he aquí la verdadera sabiduría".  (William Somerset Maugham).

 - "Todas las buenas maneras tienen que principiar compartiendo alguna cosa con sencillez. Dos hombres tienen que compartir un paraguas; si no tienen un paraguas, tendrán por lo menos que compartir la lluvia, con todas sus ricas posibilidades de humor y de filosofía".  (Gilbert Keith Chesterton).

Besos y abrazos,

Don.

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