jueves, 7 de septiembre de 2023

Lo que anima al enjambre matutino

¡Buenos días!

Las zumbonas nubes, ya sin agua que soltar, siguen enmarañando los cielos por estos lares, aunque no mucho, levemente azuzadas por la suave brisa, y antes o después volverán a dejar caer lluvia cuando menos lo esperemos, aunque las previsiones meteorológicas dicen que otra vez será en el próximo fin de semana, que también anuncian una máxima para hoy por los madriles de unos 27ºC. Por lo demás, ni un solo aguijonazo he recibido de mis matutinos en los más de veinte años que llevo con ellos, seguro que debido a la buena comunicación no verbal que mantenemos para compenetrarnos sin estorbarnos, y aceptándonos tal cual somos cada uno.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El espíritu de la colmena" (1973), de Víctor Erice, su primera película en solitario, y con Ana Torrent, Isabel Tellería, Fernando Fernán Gómez, y Teresa Gimpera. Recuerdo haberla visto en la tele cuando era adolescente o poco más, y que me gustó mucho y alguna escena suelta que otra, pero no de qué iba. Por tanto, decidí revisitarla para que se asentara mejor en mi memoria, ahora que la han reestrenado en su quincuagésimo aniversario, y aprovechando que en unas pocas semanas se estrenará la cuarta, que será pertinentemente glosada en estos matutinos, de su octogenario y excelentísimo director, de quien había visto también sus otros dos largos, "El sol del membrillo" (1992) y "El sur" (1983), este último también reestrenado y que os recomiendo encarecidamente, pues está entre lo más selecto de mis más altos altares cinéfilos, aunque no volveré a verla al tenerla todavía en mi memoria pues la habré visto al menos cuatro veces a lo largo de mi vida.

Año 1940, hace un año que terminó la Guerra Civil. A un pequeño pueblo de Castilla llega un cine ambulante y proyectan "El doctor Frankenstein" ("Frankenstein", 1931) de James Whale. A la sesión asiste gran parte de sus habitantes, entre ellos dos niñas, de seis y ocho años, que viven con sus taciturnos padres en una gran casa señorial. A la pequeña le causa una gran impresión la película y no para de hacer preguntas a su hermana mayor, quien le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo.

Sobresaliente película (nota: 9), espléndida, que me gustó algo menos que "El sur". Sin embargo, me maravilló, más conforme iba avanzando pausadamente su muy ajustado metraje. Es parquísima en palabras, con escasísimos diálogos casi que triviales, de la intranscendente cotidianidad familiar y poco más, pero donde las sublimes imágenes, subyugantes, fascinantes, de una belleza arrobadora, te lo cuentan todo... porque este cuento (de miedo, más o menos) tiene obvios subtextos sobre la realidad de esa época en España, sutilísimamente narrada de soslayo, por supuesto en imágenes, que todo lo expresan. Un imprescindible clásico de nuestro cine.

Ahora, unas citas de sabiduría ajena, una de las esencias del alma de estos matutinos, que espero enaltezcan nuestras entendederas:

 - "Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que nos importa conocer".  (Maurice Maeterlinck).

 - "No hay vidas pequeñas; cuando la miramos de cerca, toda vida es grande".  (Maurice Maeterlinck).

 - "Tan pronto como los labios se duermen, las almas se despiertan y comienzan a actuar; porque el silencio es el elemento henchido de sorpresas, de peligros y también de felicidad, en el cual las almas se poseen libremente".  (Maurice Maeterlinck).

Besos y abrazos,

Don.

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