lunes, 1 de febrero de 2021

Matutinos que están por doquier

¡Buenos días!

Como el sol que hoy luce, a ratos al resguardo de alguna nube, por momentos a pecho descubierto, a veces están donde menos los espero, al albur de sus propias necesidades cuando se nos aparecen al filo del alba de cada mañana. Nos hemos levantado con otro ventoso día, hoy con apenas alguna llovizna perdida si es que tal sucede y máxima tibieza térmica, con 10ºC al amanecer y 15ºC de máxima prevista para hoy por los madriles.

Este fin de semana no estuve en el cine, pero sí viendo una película, en la plataforma Netflix, que no ha sido estrenada en salas. Se trató de "Ya no estoy aquí" (2019), de Fernando Frías de la Parra, y con Juan Daniel García, Coral Puente, Adriana Arbeláez y Angelina Chen. Es el segundo largo, y primero que veo, de este director mexicano, candidato por este país al Óscar de habla no inglesa, y al Goya a la mejor iberoamericana, de este año.

Un chaval de 17 años vive en un mísero arrabal de Monterrey (México) y pertenece a la tribu urbana de los "Kolombias", apasionados por la cumbia y demás sones colombianos rebajados (ralentizados), lo que les ayuda a evadirse de su dura realidad, además de lucir unas pintas un tanto estrafalarias y entenderse con una jerga propia. Tras un malentendido con los miembros de un cártel de la droga local se ve en la obligación de emigrar (ilegalmente) a los Estados Unidos para salvar su vida, sin saber el idioma y dejando todo atrás, su familia, su pandilla de Los Terkos y las fiestas de baile que se marcan. Intenta adaptarse a su nueva vida en Nueva York, pero la soledad y el desarraigo pronto le hacen añorar su vida anterior y desear el regreso.

Una buena película (nota: 6), con actores no profesionales, y cierto deje de documental por su retrato de esa peculiar contracultura característica de Monterrey y que ya no existe, que tenía un argot propio, ininteligible para mí, por lo que la tuve que ver subtitulada, lo que tampoco me ayudó gran cosa, pues era una plasmación literal de lo hablado, sin traducción a mi español castellano. Tiene un estilo visual muy hermoso, con algunas imágenes de una bellísima plasticidad, especialmente las de los bailes, que además eran hipnóticos a mis ojos, y que se parecían mucho, o a mí me lo parecieron, a danzas incas que coreografiaban y sublimaban el vuelo del cóndor. La historia no acababa de engancharme (quizá por mis dificultades de entendimiento idiomático), lo sí consiguió pasada su mitad, cuando migró el protagonista. Nos habla, con cierto toque nostálgico, de pertenencia, marginalidad, violencia, migración, incomunicación e identidad, amén de alguna que otra reflexión social más, a través de la peripecia de su protagonista, solo, desarraigado, inadaptado, tanto en su país por ser un marginado social, aunque arropado por su pandilla, como en el extranjero por ser inmigrante ilegal, lo que casi le dificulta más la supervivencia, y peor al regreso al hogar.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que en su día estuvieron en las mentes de sus autores, pero ya no... son de todos y cada uno de nosotros que estemos por aquí:

 - "Aquí soy extranjero porque nadie me entiende".  (Ovidio).

 - "Al llegar a cada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía que tenía: la extrañeza de lo que no eres o no posees más te espera al paso en los lugares extraños y no poseídos".  (Italo Calvino).

 - "Honra igualmente al extranjero que al ciudadano, porque todos somos viajeros esparcidos por la Tierra".  (Focílides).

 - "Si una persona se muestra condescendiente y cortés con un extranjero, demuestra que es un ciudadano del mundo".  (Francis Bacon).

 - "Todo pasa: lo que amábamos en nuestros días de entusiasmo desaparece. Llega un momento en nuestra vida en que somos ya extranjeros entre la gente que nos rodea y ama".  (Azorín).

 - "El pasado es un cubo lleno de cenizas. No vivas en el ayer ni en el mañana, sino aquí y ahora".  (Carl Sandburg).

Besos y abrazos,

Don.

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