viernes, 26 de febrero de 2021

Matutinas tragaderas

¡Buenos días!

Cual tragaldabas que soy, o al menos era en mis años mozos, voy devorando cada uno de estos matutinos, saboreándolos más que engulléndolos sin masticar, para tratar de aprovechar todos sus nutrientes. Hay cosas que no trago, por supuesto, pero no voy a enumerarlas porque acabaríamos empachados. No creo necesario que tengáis buenas tragaderas para creeros que hoy hace un día estupendo, porque efectivamente lo hace, salid a la calle y comprobadlo, con sol levemente empañado por alguna nube despistada, poco viento, tibieza al amanecer (8ºC) y máxima prevista de 17ºC por los madriles. Esto no parece invierno por mucho que el calendario nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino.

Ayer por la tarde no estuve en el cine, pero sí viendo una película, en Movistar+. Se trató de "Swallow" (2019), de Carlo Mirabella-Davis, y con Haley Bennett y Austin Stowell. Es el primer largo de este director.

Una joven recientemente casada con un prometedor alto ejecutivo se siente sola en la inmensidad de la jaula de cristal de su muy lujoso hogar, mientras cumple diligentemente con sus tareas de ama de casa y se muestra como solícita esposa cuando llega su marido. Acaba de saber que ha quedado embarazada y empieza a sentir inseguridad y la angustia por su incipiente maternidad y por llegar a cumplir con las expectativas que los demás tienen de ella, especialmente su familia política, que la menosprecia con amable educación. Sin motivo aparente, empieza a ingerir pequeños objetos (primero una canica, después una chincheta, luego una pila...) que luego recoge del retrete y va coleccionando en una bandeja de adorno. Obsesión peligrosa para su salud, y la de su futuro hijo, y de la que su marido acaba por darse cuenta, se preocupa seriamente y la conmina a que se trate el trastorno.

Una muy buena película (nota: 7), con sus más y sus menos, este oscuro y perturbador thriller psicológico que te absorbe, de preciosa factura formal, ritmo pausado, elegante y bellísima fotografía, impecable, colorista, y gelidez ambiental. A través del absurdo acto de rebelión de la protagonista contra su propio cuerpo, que no parece sentir como suyo, y su sumisa situación personal; entre otras lecturas parece ser una reivindicación femenina para recuperar el control corporal, y del devenir de su vida en general. Me pareció maravillosa la escena final, la que ocurre en el lavabo público de señoras de un centro comercial, sobre la que se van superponiendo los créditos finales.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que espero no os traguéis, so pena de atragantamiento, sino que las degustéis con calmado deleite. Por si acaso, hoy os sirvo solo una, no vaya a ser que más se nos indigesten:

 - "Al final, los dioses nos obligan a tragar la peor de las cicutas, haciéndonos comprender que ni siquiera el variado ámbito de la vida nos pertenece de verdad. Estamos de paso, en ésta y en otras existencias, siempre de paso".  (Jesús Ferrero).

Besos y abrazos,

Don.

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