Estos
matutinos, de los que me considero padre, putativo, al menos en el sentido
genético, de los genes, que no de los memes, en el que sí me considero progenitor
con todas las de la ley, me tienen henchido, que no hinchado, de amor por todo
lo que me rodea, pues cada vez que subo a sus altares mañaneros lo veo todo de
color de rosa, quizá fluorescente, no sé si a causa de algún éxtasis,
contemplativo, que no pastillero, que no sé si acabará en epifanía, aunque lo
único que se me aparece esta mañana es el sonrosado sol saliendo por el
horizonte, elevándose hasta su cenit, ya amarillo y deslumbrante, pero que hoy
calentará algo menos que en días pasados (32ºC de máxima prevista para hoy por
los madriles) y que en los siguientes, donde volveremos a coquetear con la
cuarentena térmica.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Divino Amor"
(2019), de Gabriel Mascaro, y con Dira Paes y Júlio Machado. Había visto uno de
los anteriores largos de este director brasileño, "Vientos de agosto" ("Ventos de agosto",
2014).
Brasil,
año 2027. La sociedad ha cambiado, y aunque el gobierno es todavía laico, la
religión se inmiscuye en casi todo, además el carnaval deviene en catarsis
colectiva de glorificación del amor (carnal y espiritual). Una mujer que
trabaja como funcionaria del Registro Civil, tramitando divorcios, trata de
convencer a todos los que se acercan a su ventanilla para que recapaciten sobre
su ruptura, pues lo considera su misión en la vida y que Dios se lo acabará
premiando. Pertenece a una congregación evangélica, de muy particulares
rituales, que se llama "Divino Amor", que propugna el amor eterno
entre la pareja y su misión procreadora. Acude regularmente a los encuentros
entre feligreses junto a su marido, terapia de grupo donde tratan de fortalecer
su unión, algo roída por el tiempo, y con dificultades debido a la frustración
de sus anhelos reproductivos, pues todavía no han tenido hijos y se les está
pasando el arroz de la fertilidad (rondan la cuarentena).
No
me enamoró (nota: 5) esta distopía sobre la difusa frontera entre
Iglesia y Estado, desarrollada en un futuro muy cercano que, con toques muy
eróticos, parece criticar la obsesión por la maternidad, y principalmente el
fenómeno religioso, de la fe, de su excesiva exaltación más bien, o de su uso
como excusa para cumplir y justificar fervientes deseos terrenales, pero que
tampoco me quedó muy claro el que así fuera. Fascinante imaginería visual,
básicamente iluminada por neones, con algunas escenas que me encantaron.
Ahora,
unas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos evite alguna que otra embarazosa
situación, o no:
- "A Dios rogando y con el mazo
dando". (Refrán).
- "El que pretende que la religión se
debe encontrar en la iglesia, puede abstenerse de ir a la iglesia". (John H. Newman).
- "Gracias a Dios, todavía soy
ateo". (Luis Buñuel).
Amén.
Besos y abrazos,
Don.
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