Se
despereza otra soleada, y todavía algo fresca, mañana de verano, que devendrá
en tórrido día que nos sofocará por momentos. Pero por de pronto me regalaré
unos cotidianos arrumacos mañaneros con mis matutinos, a quienes tanto quiero,
no habiendo menguado un ápice mi cariño por ellos en estos algo más de veinte
años que llevamos de relación casi que marital. Después, solo queda volver a la
rutina que nos toque, soportar los 38ºC de máxima prevista como buenamente se
pueda, y volver a recogerme en este remansado hábitat matutino cuando sea
menester.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Habitación 212"
("Chambre 212", 2019), de Christophe Honoré, y con Chiara
Mastroianni, Benjamin Biolay, Vincent Lacoste, Camille Cottin, Carole Bouquet,
y Harrison Arévalo. Es el primer largo que veo de los de este director francés.
Una
mujer, profesora de universidad y casada desde hace algo más de 20 años, sin hijos,
acaba de terminar una aventura amorosa con uno de sus alumnos, una más de las
muchas que tuvo en años anteriores. Por azar, su marido lo descubre, discuten,
alega que él le ha sido siempre fiel, y ella abandona el hogar. Se aloja en la
habitación 212 del hotel de la acera de enfrente de su portal, donde desde la
ventana ve las de su casa y a su marido sumido en la desesperación, mientras
ella se pregunta si ha tomado la decisión correcta. Por la noche se le aparece
su marido tal cual era veintitantos años atrás, y hablan de su relación... pero
no es la única aparición, porque también se le aparecerán, con el aspecto de
entonces, varios personajes más, comenzando por la amada y amante, y profesora
de piano, que su marido tuvo desde que era adolescente hasta que se casó con
ella.
Estupenda
película (nota: 8) que me encantó, tanto por lo que cuenta por
cómo lo cuenta, y que por tanto os recomiendo que veáis. Divertida historia de
amores y desamores (del desgaste de la vida en pareja), ocurrente, que narra
desde el realismo mágico la vida amorosa pasada de su protagonista (y de
refilón la de su marido), todo encerrado en una habitación (y poco más),
viéndola y viviéndola la protagonista casi cual experiencia extracorpórea, al
estilo de "Qué bello es vivir" ("It's a wonderful life",
1946) de Frank Capra. De hecho, hay muchas más referencias cinéfilas en ella.
Un hecho curioso, el número de la habitación hace referencia a cierto artículo
del Código Civil francés. Si lo hubiera hecho al español, la película se hubiera
titulado "Habitación 68".
Ahora,
como de costumbre, cohabitando perfectamente con los matutinos, unas citas de
sabiduría ajena:
- "La mayoría de los hombres se parecen a
grandes palacios abandonados: ocupan sólo unas pocas habitaciones y han cerrado
las alas donde nunca se aventuran".
(François Mauriac).
- "Lo más triste del amor, Joe, no es que
no dura para siempre, sino que incluso el desamor se olvida pronto". (William Faulkner).
Besos
y abrazos,
Don.
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