lunes, 20 de julio de 2020

Matutinas enseñanzas más o menos virtuosas

¡Buenos días!

Más bien más, creo, que lo hacen con sumo arte y conocimiento, esmero y dedicación, y mucha bondad, y que trato de aprovechar lo mejor posible. Por lo demás, seguimos de verano en su máxima plenitud, excelso en sus rigores, con sol sin tapujos que nos enseña los dientes, casi que muerde, calor a rabiar, y noches toledanas de sudores, con tropical mínima de 23ºC y máxima prevista por los madriles de 37ºC para hoy. Cerrada ovación para él... en sala climatizada a ser posible.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La profesora de piano" ("Lara", 2019), de Jan Ole Gerster, y con Corinna Harfouch, Tom Schilling, y Volkmar Kleinert. Es el segundo largo de este director alemán, del que también había visto su primero, "Oh boy" (2012).

Lara, una mujer divorciada de corazón endurecido y frío, que no cae bien a la gente, amargada, apesadumbrada, abre la ventana de su piso, se sube a una silla y se dispone poner el pie en el alféizar cuando suena el timbre. Es la policía, que la reclama como testigo de un registro domiciliario. Es el día en que cumple 60 años y en el que su hijo dará un importante concierto de piano. Funcionaria severa y exigente, que lleva un largo período de baja laboral, cuya carrera como concertista de piano se frustró cuando joven por sus propias inseguridades, se dedicó a impulsar la de su hijo, enseñándole ella misma con rigurosa disciplina. Hace tiempo que no habla con él, no le coge el teléfono. Sale a la calle, saca del banco todo el dinero que tiene, se compra un caro vestido de noche, y aunque presiente que no será bien recibida decide acudir al evento, adquiriendo todas las entradas todavía no vendidas de la sala de conciertos, que va regalando a conocidos, o no conocidos, con los que se va encontrando en su deambular, incómodos encuentros en los que se van frustrando constantemente sus buenas intenciones.

Muy buena película (nota: 7) en la que al principio no llegaba a conectar con las tribulaciones del difícil y algo antipático personaje protagonista, esa mujer y madre de mente torturada, dolida por las frustraciones, sintiendo que ha fracasado en todo lo que ha emprendido. Se desarrolla a lo largo de un día, de la mañana a la noche, y entre varias otras cosas nos habla de como la inseguridad (o cualesquiera otras maneras de ser, sean virtuosas o lo contrario) se transmiten de padres a hijos, de profesores a alumnos; de como tendemos a hacer más daño (normalmente de modo inconsciente) a quienes más queremos; de...

Ahora toca la sabiduría ajena, escuchadla atentamente en su virtuosismo, esperando no ya que la fraseéis armónicamente, sino que al menos la tarareéis estilosamente:

 - "Aprender música leyendo teoría musical es como hacer el amor por correo".  (Luciano Pavarotti).

 - "La amistad proyecta un rayo de esperanza sobre el futuro e impide que nuestro corazón vacile o se pierda por el camino. Pues el hombre que no aparta la vista de un verdadero amigo, no la aparta, por así decir, de un modelo de si mismo".  (Marco Tulio Cicerón).

 - "Admito que es preciso ser virtuoso para ser feliz, pero añadiré que se necesita ser feliz para ser virtuoso".  (Charles Lemesle).

Besos y abrazos,

Don.
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