martes, 11 de marzo de 2014

Oh matutinos

¡Buenos días!

No salgo nunca de mi asombro por las continuas alegrías vitales que me proporcionáis cada vez que comparto con vosotros parte de mi vida, a la que ayudáis a dar total sentido. Como así también hacen los vaivenes estacionales, ahora de arrebatadoramente soleada primavera anticipada, y cálida (18ºC de máxima prevista para hoy), lo que tampoco nos pilla por sorpresa, que ella es así, alegre y juguetona, saliendo siempre de sus márgenes, decidida, tratando de borrar cualquier atisbo de dubitativa tristeza que pudiera encontrarse por ahí.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una estupenda película. Se trató de "Oh boy", de Jan Ole Gerster, y con Tom Schilling. Es el debut en el largo de ficción de este director alemán.

Un veinteañero despierta una mañana y lo deja con su novia, harta ella de su desgana hacia la relación, o harto y desganado él, ¡qué más da! Comienza su deambular por Berlín, en el que nada le sale como él quiere, todo se le atraviesa, de bar en bar, buscando un sorbo de café que jamás puede conseguir, teniendo encuentros con desconocidos, amigos y parientes, gentes extrañas todas, con su punto de excentricidad. Él también se siente raro, descolocado del mundo, buscando no se sabe qué, pensando que hacer con su vida, sin saber que hacer.

Estupenda película esta tragicomedia, que se desarrolla durante 24 horas, sobre un joven anonadado que trata de encontrar un sentido a su vida ... y de conseguir algo de café que llevarse a la boca y que le ayude a despertar. Todo desde un enfoque algo perplejo ante los sinsentidos de la vida que nos toca, con su punto de socarrona comicidad, especialmente con la peripecia cafetera, que puntea todo el metraje. Me encantaron la asombrada y triste mirada de la cámara, el modo de contar, su tempo, y la banda sonora y la fotografía en blanco y negro.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a no permanecer demasiado perplejos:

 - "¡Oh, soledad, alegre compañía de los tristes!".  (Miguel de Cervantes).

 - "¿Por qué buscáis la felicidad, oh, mortales, fuera de vosotros mismos?".  (Boecio).

 - "Dime, oh Dios, si mis ojos, realmente, la fiel verdad de la belleza miran; o si es que la belleza está en mi mente, y mis ojos la ven doquier que giran".  (Miguel Ángel Buonarroti).

Besos y abrazos,

Don.
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