Pocas
debe haber, y en caso de que las hubiera serían voluntarias, porque a través de
este vocero, con o sin altavoz, que son mis matutinos dejo oír la mía propia,
incluso por lo bajini de vez en cuando. Por lo demás, nada que objetar a las
grises nubes, sin lluvia, que han vuelto por los madriles a ocultar el radiante
sol de pasados días. Pasar unos pocos días a la sombra no creo que siente mal a
nadie, que tanto fulgor solar podría deslumbrarnos e impedir que veamos
adecuadamente lo que pudieran ocultar las sombras.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Vida oculta"
("A hidden life"), de Terrence Malick, y con August Diehl, Valerie
Pachner, y varios otros más. Es el décimo largo de este veterano director, que
últimamente parece haber cogido carrerilla, y de quien había visto cinco de sus
anteriores: "To the wonder" (2012), "El árbol de la vida" ("The tree of life",
2011), "El nuevo mundo" ("The new world", 2005),
"La delgada línea roja" ("The thin red line",
1998), y "Días del cielo" ("Days of heaven", 1978).
Un
joven matrimonio vive con sus tres hijas pequeñas en una granja en los Alpes
austriacos. Empieza la II Guerra Mundial y los hombres de su pequeña aldea son
reclutados. Tras el entrenamiento militar regresa con su mujer e hijas y se
reincorpora a las tareas agrícolas con la esperanza de que la guerra acabe
pronto. Sin embargo pocos meses después es llamado a filas, pero se niega a
prestar juramento a Hitler y participar de su régimen del odio y de exacerbado
fervor nacionalista, lo que le granjea la enemistad de todos, especialmente de
sus cada vez más exaltados vecinos. Es detenido, y deberá afrontar las
consecuencias de su temeraria decisión a contracorriente.
Una
buena película (nota: 6), con sus más y sus menos, de bellísima
fotografía y estupendas maneras formales, que destila interesantes reflexiones,
pero de desmesurado metraje (un curso de síntesis no le sentaría nada mal a su
autor), y premiosa y reiteradamente discursiva en muchos momentos. Basada en
las cartas reales que se escribieron entre ambos protagonistas mientras él
estuvo en el servicio militar y en la cárcel, esta historia de amor
incondicional nos retrata la vida sencilla del campo de un modo bucólico, a
pesar de los pesares, como el runrún de los desplantes de sus convecinos y del
frenesí de descerebrado nacionalismo de estos. El protagonista es un objetor de
conciencia, una especie de Jesucristo camino de la cruz, incomprendido y negado
por su iglesia, de inquebrantable fe en sus principios hasta el mismo punto de
no importarle las consecuencias que sobre sí y sus allegados esto acarreará.
Parecía que su causa, como tantas otras, estaba abocada al oscuro anonimato,
pero...
Bueno,
ahí os saco a la luz unas citas de sabiduría ajena, de entre las que encontré
rebuscando, y de las que espero no tengáis objeción:
- "Como los verdaderos amantes gozan
tanto más de su felicidad cuanto más oculta, así los hombres verdaderamente
generosos encuentran mayor goce en las liberalidades que hacen cuanto mayor es
el secreto que las circunda". (Abel
Bonnard).
- "No debemos de juzgar a los hombres a
simple vista, como si se tratara de un cuadro o de una estatua; hay que indagar
en el espíritu y en el corazón; el velo de la modestia oculta el mérito, y la
máscara de la hipocresía esconde la maldad". (Jean de la Bruyère).
- "La voluntad de vencer es la que da las
victorias; por tanto, aquello que es verdad para las grandes luchas que hacen
temblar al mundo, es verdad para las luchas oscuras y ocultas de cada vida
particular". (Henri Perreyve).
Besos
y abrazos,
Don.
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