Es
verdad, estoy tan unido a estos matutinos que cuando estoy con ellos no hay
fuerza que nos separe, pues estamos tan dentro el uno del otro, y viceversa,
que se diría que somos un único ente. No sé si pedirles la mano, porque no las
tienen, salvo las mías que están tecleando estas líneas a toda velocidad, así
que no haremos papeleos, que no caben en este mundo informático por el que los
difundo. La mañana no parece propicia para boda alguna, según los tópicos, pues
no asoma el sol por culpa de las nubes grises que cubren plenamente el cielo.
Las tibias temperaturas, sin embargo, con los 15ºC de máxima prevista por los
madriles, invitan no sé si a una pantagruélica comilona de nuestra marital
celebración matutina, pero desde luego al hedónico disfrute de lo que nos
venga.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Hasta que la boda nos separe",
de Dani de la Orden, remake del film francés "La wedding planner"
("Jour J", 2017) de Reem Kherici, que no vi, y con Belén Cuesta, Álex
García, Silvia Alonso, Mariam Hernández, Adrián Lastra, Gracia Olayo, y Antonio
Dechent. De las anteriores de este director solo había visto la más reciente,
"Litus" (2019).
Una
treintañera trabaja como organizadora de bodas en una pequeña empresa que
regenta junto a su mejor amiga. En una de las bodas que organiza tiene un revolcón
con uno de los invitados, y como no quiere ataduras ni compromisos le olvida al
instante (o quizá no). Pero él tiene novia formal con la que convive y esta se
mosquea al descubrir una tarjeta de visita de la otra en el bolsillo de él,
quien para salir del apuro le pide matrimonio y le cuenta que le encargó en
secreto la organización de la boda. Ella acepta ilusionada la proposición y se
van a ver a la organizadora para concretar detalles, descubriendo que ambas
fueron compañeras del cole en la infancia. Pero el roce de los preparativos va
haciendo el cariño y ella y él se van enamorando. El lío está servido.
Una
buena película (nota: 6), con sus más y sus menos, esta comedia de
enredos románticos con la que pasé un rato muy entretenido y me eché unas
cuantas buenas risas con sus muy buenos gags (otros no tanto). Apenas me
chirrió, y eso ya es mucho, y me gustaron los dejes de cierta incorrección
política en su mirada a los amoríos, compromisos y eventos nupciales.
Ahora
llega la sección de sabiduría ajena, indisolublemente unida a estos matutinos
casi desde siempre, citas con las que solemos citarnos al final, antes de
separarnos hasta el siguiente:
- "Se casaron dos, y al otro día
la
esposa, con acento candoroso
al
despertar, le preguntó a su esposo:
«¿Me
quieres todavía?»". (Ramón de
Campoamor).
- "Hoy casamiento, y mañana
cansamiento". (Refrán).
Besos
y abrazos,
Don.
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