miércoles, 21 de septiembre de 2011

El matutino de la vida

¡Buenos días!

A dos días del equinoccio otoñal, su final, que no lo es después de todo (cosas del ciclo estacional), este dulce verano sigue su natural curso hacia su desembocadura, ajeno a nuestras pequeñas cuitas cotidianas, que van y vienen mecidas por la suave brisa, cuando no arrasadas por eventuales huracanes. Disfrutemos pues de lo que nos rodea, agradezcamos lo que nos es dado, y no suframos demasiado por lo perdido, que penando no se arreglan las cosas, si es que está en nuestra mano el restaurarlas.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El árbol de la vida" ("The tree of life"), de Terrence Malick, y con Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, y Hunter McCracken. Es la quinta de este director de culto, de quien he visto todas menos su primera: "Malas tierras" ("Badlands", 1974). Las otras vistas son: "Días del cielo" ("Days of heaven", 1978), "La delgada línea roja" ("The thin red line", 1998), y "El nuevo mundo" ("The new world", 2005), que es la suya que más me ha gustado de las que he visto.

El hijo mayor de una familia de clase media que vivió su infancia en un pueblo de Texas durante los años 50, que se encuentra hoy día totalmente desconcertado en este mundo moderno, trata de buscar respuestas al sentido de la vida y la fe, rememorando aquella época de su existencia, cuando la temprana muerte de uno de sus hermanos, la inflexible educación de su padre, el tierno amor de su madre, ...

Muy buena en general, un poema visual dicen algunos, parca en palabras, de hermosísimas imágenes y banda sonora, bastante abstracta y metafísica, esta película reflexiona sobre el sentido de la vida en este universo en el que somos una insignificante gota en el océano cósmico. Sin embargo, para mi gusto, le sobran la gran mayoría de esas imágenes de mudo documental sobre el universo, el cósmico y el microscópico, que a veces recuerdan a "2001: una odisea en el espacio" de Stanley Kubrick.

Con solo la historia de esta familia contada, con el peculiar estilo y formato de Terrence Malick, a través de los recuerdos del hijo mayor, zarandeado por un gran complejo de Edipo en su preadolescencia, habría quedado una excepcional película (de digerible duración, ya sabéis el refrán, "lo bueno, si breve, dos veces bueno"), si acaso dejando algún leve esbozo de espiritual y mística naturaleza cósmica para enfatizar, pero no con la casi infinita borrachera de caleidoscópicas imágenes, sobre todo al principio y al final, de innegable belleza sin embargo.

Bueno, ahora, para tratar de ayudarnos en nuestro devenir vital, nada como un poquito de sabiduría ajena:

 - "Así como el árbol se fertiliza con sus hojas secas que caen, y crece por sus propios medios, el hombre se engrandece con todas sus esperanzas destruidas y con todos sus cariños deshechos".  (F. William Robertson).

 - "La historia y la filosofía se diferencian en que la historia cuenta cosas que no conoce nadie con palabras que sabe todo el mundo, en tanto que la filosofía cuenta cosas que sabe todo el mundo con palabras que no conoce nadie".  (Enrique Jardiel Poncela).

 - "Sin risa y sin llanto la vida no tendría sentido".  (Ramón J. Sender).

 - "Hay que darle un sentido a la vida, por el hecho mismo de que carece de sentido".  (Henry Miller).

 - "La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia que nada significa".  (William Shakespeare).

 - "No hay un final. No existe un principio. Solamente existe una infinita pasión por la vida"  (Federico Fellini).

Besos y abrazos,

Don.
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