lunes, 5 de agosto de 2019

¡Matutino a escena!

¡Buenos días!

Tampoco es que quiera ponerlos en la picota, sino más bien me gustaría que se lancen allende mío sin red, aunque los acoja si quisieran volver, a representar su modo de ser por doquiera que fueran. Y el verano ahí sigue, actuando según sus más clásicos cánones, sin todavía atreverse a romper con ellos, ni siquiera para refrescarnos algo el ambiente, aunque sea de tapadillo. Así que cual pacientes espectadores soportaremos sus 36ºC de máxima prevista para hoy gracias al inclemente sol que hoy volverá a lucir en el celeste escenario.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo una obra del grupo Ron Lalá. Se trató de "Crimen y telón", dirigida por Yayo Cáceres, e interpretada por Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, y Álvaro Tato. Es la segunda obra que veo de este grupo teatral, tras la genial y magistral "Cervantina". En ambas se mezclan, con sumo ingenio y gran humor, teatro y música en directo. Como dije entonces, en cuanto tengáis oportunidad de ver uno de sus montajes, os recomiendo muy encarecidamente que lo vayáis a ver. ¡Requetemagníficos!, en todos sus aspectos, por actuaciones, por el ingenio verbal de sus obras, y la trepidante acción de su desarrollo. Por si la vez anterior no lo hubiera hecho expresamente, ahora, sí que sí, me declaro impenitente ronlalista.

Corre el año 2039, y la inteligencia artificial lleva casi 20 años dominando la Tierra, rigiéndola global y dictatorialmente. Todos los humanos que no se sometieron fueron desterrados a Marte. La sociedad terrestre vive entregada al consumo desaforado y al bienestar obligatorio por ley, sin ninguna de las Artes, totalmente prohibidas, pues por ejemplo las metáforas son delito y hay pena de muerte para quien rime poesías. La Música y el Teatro resisten en la ilegalidad, trapicheando de estraperlo, pero un detective descubre en un escenario clandestino el cadáver del Teatro, aparentemente suicidado, por lo que la Triple A (Agencia Anti Arte) le encarga investigar las causas.

Sobresaliente espectáculo teatral total (nota: 9), divertidísimo, con las genuinas y geniales maneras que distingue a sus creadores, aunque me gustó una pizca menos que el anterior suyo que vi. Con las maneras del thriller de género negro y de futuro distópico de ciencia ficción, se hace un homenaje en toda regla al teatro, a partir de su asesinato en la ficción, en el que el público somos involucrados, rompiéndose la cuarta pared, pues somos testigos, cómplices y sospechosos del crimen... todo un ejercicio de metateatro en el que se reflexiona, con música y sumo humor e ironía, satirizando con muy versados versos, tanto declamados como cantados, sobre el teatro y nuestra sociedad, jugueteando con referentes del teatro culto y la más popular iconografía artística de hoy. Se hace además todo un repaso a la historia teatral, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días, de un modo la mar de didáctico y educativo.

Bueno, pues llegó el momento de que salten a la palestra matutina unas citas de sabiduría ajena, que espero nos hagan reflexionar antes de que nos acusen de no hacerlo y de que caiga definitivamente el telón tras los besos y abrazos:

 - "Quien mata el tiempo no comete crimen, se suicida a sí mismo".  (Anónimo).

 - "La vida se diferencia de una obra teatral en esto: no tiene argumento, todo es vago, incierto, inconexo, hasta que el telón cae sin resolver nada".  (George Bulwer-Lytton).

 - "El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma".  (Arthur Miller).

Besos y abrazos,

Don.
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