domingo, 25 de agosto de 2019

Sabroso recetario matutino

¡Buenos días!

Cocidos en nuestros propios jugos, al calor del sol veraniego, vamos a quedar tan tiernos y sabrosos que no hará falta aderezo alguno para saborearnos con deleitosa fruición. Así que parece que no hay más receta que dejarnos mimar por el sol y dejar que este se vaya apagando camino del otoño aún lejano. Hoy tendremos 34ºC de máxima por los madriles, que serán menos mañana, cuando es posible que acabemos pasados por agua ante los eventuales chaparrones que pudieran caer. Pero eso será mañana.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El cocinero de los últimos deseos" ("Kirin no shita no kioku"), de Yojiro Takita, y con Kazunari Ninomiya, Hidetoshi Nishijima, Go Ayano, Yoshi Oida, Aoi Miyazaki, Daigo Nishihata, y Yutaka Takenouchi. De este veterano director japonés había visto tan solo uno de sus anteriores películas, "Despedidas" ("Okuribito", 2008).

Un reputadísimo cocinero japonés, con un don que le permite replicar cualquier plato que haya probado antes, perfeccionista hasta la exasperación, quiebra con su afamado restaurante de alta cocina y queda entrampado por las deudas. Para intentar pagarlas se dedica a cocinar por encargo para gente adinerada que desea, antes de morir, que les elabore un último plato que recuerdan de su pasado, si están dispuestos a pagarle un millón de yenes por cada servicio. Un día recibe un particular encargo de un muy anciano cocinero chino, el más famoso de allá, para que le cocine un espectacular banquete imperial creado por otro cocinero japonés durante los años 30 del siglo pasado en la Manchuria invadida por los nipones, pero no dispone de las recetas, así que antes le encomienda que vaya a buscarlas, dándole tan solo una leve pista.

Una muy buena película (nota: 7), este entre melodrama y thriller culinario y existencial, en el que con la exquisita delicadeza japonesa se nos guisa un equilibrado momento de cine, a pesar de algún leve exceso de emotividad, bien digerido por mí gracias a la envolvente suavidad del conjunto. La trama se desarrolla en dos épocas, ligando a dos cocineros, uno de antes y otro de ahora, en el que este, más que indagar sobre un recetario del pasado, lo hace sobre sí mismo.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, preciados ingredientes con los que sazonar nuestro intelecto, últimamente bastante recocido por tanto calor:

 - "Deberíamos procurar alimentar la inteligencia percibiendo sensaciones; para ello tendríamos que oír una dulce canción, leer una hermosa poesía, ver una bella pintura y, si posible fuera, hablar algunas palabras sensatas".  (Johann W. Goethe).

 - "El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos".  (Carl Gustav Jung).

 - "La vida interior necesita una casa confortable y una buena cocina".  (D. H. Lawrence).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: