martes, 14 de mayo de 2019

Matutino clamor

¡Buenos días!

No sé si clama al cielo, pero hace un calor impropio de estas fechas, con máximas rondando los 30ºC. No voy a seguir haciendo proclamas meteorológicas, ni a rasgarme las vestiduras (no sé si por indignación o insolación), tan solo espero, tranquilamente, a que la naturaleza siga su curso, y en breve sean derrocadas tan altas temperaturas por alguna que otra borrasca y se avengan a compartir por aquí abajo con nosotros algo más de frescor, que ya habrá tiempo para la canícula y ya lidiaremos, negociaremos con ella cuando sea menester.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La tragedia de Peterloo" ("Peterloo"), de Mike Leigh, y con un montón de actores y actrices, que es una película muy coral. De este veterano director británico había visto hasta ahora seis de sus anteriores films, la mayoría sobresalientes y muy recomendables: "Mr. Turner" (2014), "Another year" (2010), "Happy, un cuento sobre la felicidad" ("Happy-go-lucky", 2008), "El secreto de Vera Drake" ("Vera Drake", 2004), "Todo o nada" ("All or nothing", 2002), y "Secretos y mentiras" ("Secrets & lies", 1996).

Un joven soldado británico regresa a su casa, junto a sus padres, en los suburbios de Manchester, tras haber participado en la batalla de Waterloo (1815), aturdido superviviente de aquella escabechina (en ambos bandos). No encuentra trabajo, y su familia vive al borde de la subsistencia pese a trabajar algunos en una factoría textil, pues debido a la crisis económica a causa de la guerra, los míseros salarios bajan más, los impuestos suben, y el gobierno impide la importación de cereales (más baratos fuera) para favorecer a los ricos terratenientes, que inflan todavía más el precio y los más desfavorecidos entran en la hambruna. Además, la justicia se ceba con los menesterosos y se premia con cientos de miles de libras, una indecencia sería también hoy en día, infinitamente más al cambio actual, al general que lideró la victoria en Waterloo (nada para los soldados). Los ciudadanos del lugar empiezan a organizarse y protestar contra el aumento de la pobreza y el nivel de corrupción institucional, además de exigir total democracia (solo el 2% de la población, los privilegiados, tenían derecho al voto), de momento solo para los hombres. En 1819 logran reunirse pacíficamente más de 60.000 personas (hombres, mujeres y niños) para escuchar un mitin y reclamar sus más básicos derechos, y la respuesta institucional fue enviar la caballería, que cargó contra la multitud, provocándose una de las mayores masacres de civiles de la historia británica durante un acto de protesta, conocida como "la masacre de Peterloo".

Buena película (nota: 6), drama histórico, pero sin más drama que el que ya de por sí ocurrió, una mera y muy aséptica reconstrucción, a la manera forense, ciñéndose a los hechos, de aquellos sucesos que fueron concatenándose hasta la fatídica tragedia, henchida de floridas proclamas de unos y de otros, gobernantes y reformistas, huecas palabras a veces, casi que embrión de todo el sistema político actual en Occidente (sin olvidar hitos anteriores: la Revolución Francesa o nuestra Pepa). Una mirada entre distante y afilada al pasado y, es más, a nuestro mismo presente, tan distinto, tan igual; narrada desde los diversos puntos de vista de distintos personajes, de alta y baja alcurnia, lo hace cual si se tratara de la ilustrada lección de un profesor de Historia, a ratos prolijamente cansina. Como siempre, maestría formal, y de contenido, la de este enorme director de cine, por lo que cuenta y por como lo cuenta, que sin embargo esta vez no me entusiasmó.

Bueno, ya se oye el rumor de la sabiduría ajena sentando sus reales por estos lares, de la que espero sepamos aprovechar buena parte de lo que nos quiera decir:

 - "El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan".  (Pablo Neruda).

 - "Los privilegiados arriesgarán siempre su completa destrucción antes que ceder una mínima parte de sus privilegios".  (Antonio Gala).

 - "Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo".  (Víctor Hugo).

 - "La política es una guerra sin efusión de sangre, y la guerra, una política con efusión de sangre".  (Mao Tse-Tung).

 - "Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos".  (Napoleón Bonaparte).

Besos y abrazos,

Don.
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