Esta
mañana adopto el papel de pupilo de mis matutinos que, como siempre, bien
sabrán ampararme de los eventuales inconvenientes que pudieran ocurrirme en mi
habitual devenir. Y viceversa, que a manos llenas les voy dando vida, aporreando
tecla a tecla, y encauzándoles lo mejor que sé hacia su natural discurrir. Hoy
unas grises nubes han venido a ampararnos, a arroparnos, aunque no tanto como
al escondido sol, mientras destilan algunas de sus tímidas lágrimas y nos ponen
perdidos de una humedad que no hay pañal que la enjugue, si acaso un buen
paraguas. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 20ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "En buenas manos"
("Pupille"), de Jeanne Herry, y con Elodie Bouchez (espléndida
actuación, un encanto de mujer), Sandrine Kiberlain, y Gilles Lellouche. Es el
segundo largo, y primero que veo, de esta directora francesa.
Una
joven de 21 años acude de urgencia a un hospital para dar a luz anónimamente y
entregar a su hijo en adopción. Enseguida se inicia el protocolo de los
servicios sociales que deja al bebé con una familia de acogida (temporal),
habituales colaboradores suyos, mientras decide, entre las posibles familias
candidatas, quien es la mejor para adoptarlo. Al final, la elegida será una
mujer soltera de 41 años que lleva más de diez esperando a ser madre adoptiva.
Una
muy buena película (nota: 7), que os recomiendo por su muy interesante
acercamiento al asunto, serena, de suave emotividad, muy natural, casi que un
documental, pero centrada más en los aspectos humanos de la cuestión adoptiva,
en los vínculos emocionales de todos los implicados, pero sin olvidar el
proceloso procedimiento, pleno de incertidumbres y miedos, que puede desesperar
a más de un impaciente padre, pero necesario para el bienestar del bebé, no
tanto el de los posibles adoptantes. Dos de los protagonistas son personajes
bastante atípicos en la realidad habitual de este fenómeno: un hombre encargado
de acoger temporalmente a los bebés o niños hasta que son adoptados, y una
mujer soltera como la escogida para adoptar.
Ahora,
os dejo en buenas manos, con la sabiduría ajena, buen maestro que espero haga
de nosotros mejores pupilos:
- "Todo en el mundo es extraño y
maravilloso para unas pupilas bien dilatadas". (José Ortega y Gasset).
- "En buenas manos está el pandero de
quien lo sabrá bien tañer".
(Refrán).
Besos
y abrazos,
Don.
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