Más
bien al contrario, que nada más entrar por aquí me descargo de casi cualquier
pesar que pudiera atenazarme, liberando mi mente, dejándola volar a su libre
albedrío, aunque sin sentir la insoportable levedad del ser, que diría Milan
Kundera. Por lo demás, en estos días de etérea primavera que quieren emular al
pesado verano por venir, el de hoy se nos ha aligerado de calores gracias al
mayor viento y densidad nubosa que, sin impedir al sol asomar por entre sus
huecos, elevan las máximas tan solo hasta los 25ºC previstos para hoy por los
madriles.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La carga"
("Teret"), de Ognjen Glavonic, y con Leon Lucev. Es el primer largo
de este director serbio.
Año
1999 durante la guerra de los Balcanes. Las fuerzas de la OTAN bombardean
Serbia. Un camionero es contratado para transportar una carga misteriosa desde
Kosovo hasta Belgrado. A causa de la guerra se ve obligado a circular por
carreteras secundarias y pistas forestales a través de un territorio inhóspito
y desconocido para él.
Película
(nota:
5) que aun siendo interesante no me acabó de convencer. A través
del viaje del taciturno protagonista, el espacial y el interior, siempre con el
runrún del camión y del peligro incierto acechando, ante el que parece
insensible, y de sus más o menos fugaces encuentros con las gentes del camino,
se nos retrata aquel conflicto, siempre lejos y fuera de campo, de manera
sutilísima; y también a toda una sociedad.
Ahora
libero mi mochila de la sabiduría ajena de estas pocas citas que ahí os dejo y
que a lo mejor ayudan a liberar nuestras mentes:
- "Los lazos de sangre ligan, pero no son
suficientes para que otro lleve nuestra carga". (Corán).
- "Ayuda a tus semejantes a levantar su
carga, pero no te consideres obligado a llevársela". (Pitágoras de Samos).
- "La ausencia absoluta de carga hace que
el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se aleje de la
tierra, de su ser terreno, que sea real solo a medias y sus movimientos sean
tan libres como insignificantes".
(Milan Kundera).
Besos
y abrazos,
Don.
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