¡Qué
suerte la mía el haberme topado tiempo ha con estos matutinos! En ellos vivo
cada día toda una vida, cada vez distinta, que amanece con un alegre saludo, y de
la que me despido con otros sonrientes de contacto físico, si no real, sí
virtual. Y no precisamente por azar estamos, seguimos de primavera, que es lo
que toca en estos días, hoy ya no tormentoso como ayer, con sol, algunas nubes,
y máxima prevista de 27ºC. Disfrutémosla con bien ahora, que cuando pase ya no
estará.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Lucky", de
John Carroll Lynch, y con Harry Dean Stanton. Es el debut como director de este
también actor, ya veterano.
Lucky
es un solitario nonagenario ateo y escéptico, que vive en un pueblucho en el
desierto del oeste norteamericano siguiendo siempre la misma rutina diaria. Se
despierta, se acicala, hace sus ejercicios de yoga, se toma un vaso de leche,
va a la cafetería a tomarse un café con tarta charlando con los lugareños
mientras hace un crucigrama, va al colmado a comprar leche y tabaco, vuelve a
casa a ver en la tele concursos... y por la noche se toma un Bloody Mary en el bar, donde charla y
filosofa sobre lo divino y lo humano con los habituales del local. Un día, se
desmaya y desploma en el suelo de su casa. En el hospital el médico, tras las
pruebas, le dice que no tiene nada, que su salud es envidiable para su edad,
que tiene mucha suerte y que lo que le pasa es que es viejo. Esto le hace
replantearse su vida, tomando conciencia de que su final está muy cerca.
Una
buena película (nota: 6), plena de humanidad, de la buena, la de sus
algo extravagantes personajes, con momentos realmente maravillosos, pero con
otros que, o bien no me agradaron, o bien me desconcertaron algo. Sin estos
pocos, se me hubiera quedado en una deliciosa película. A través de los
pequeños detalles que hacen que vivir la vida sea una maravilla, se reflexiona
sobre soledad, vejez y muerte; se filosofa con cierta socarronería y
descreimiento, y un puntito de nihilismo, sobre nuestras existencias y, sobre
todo, se deja caer lo de que hay que aceptar la vejez cuando nos viene, que no
nos queda otra, y que hay que enfrentarse a la muerte (y a todo lo demás que
tiene la vida) con una sonrisa, y en paz.
Y
ahora, me siento enormemente afortunado de poder compartir con vosotros estas
citas de sabiduría ajena:
- "Ningún saber, por extenso que sea,
permite alcanzar la plenitud de la sabiduría sin el conocimiento de uno mismo". (Bermardo de Claraval).
- "Porque, ¿qué es al fin el hombre en la
naturaleza? Nada, comparado con el infinito; todo, comparado con la nada; un
término medio entre la nada y el todo".
(Blaise Pascal).
- "La soledad es necesaria para la
imaginación, como la compañía es sana para el carácter". (Thomas Lovell).
- "Naces solo y mueres solo, y en el
paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para
olvidarlo". (Eric Fromm).
- "Que una sonrisa pueda añadir un hilo a
la trama sutil de la vida".
(Laurence Sterne).
Besos
y abrazos,
Don.
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