miércoles, 22 de noviembre de 2017

Matutino refugiado en la luna

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que me despisto por aquí, una vez cruzado el Rubicón de ida y vuelta que bordea los umbrales matutinos, siempre bien acogido, divagando lo que mi mente quiera, a la que dejo flotar a su albedrío, y en perfecta armonía con toda su fauna de hadas y ninfas que tanto bien me procuran. Y no sé si será pedir innecesariamente la luna, pero ya que estamos, ¿por qué no llueve aunque sea un poquito?, que seguimos con otro soleadísimo día otoñal, sin atisbo de nubes, y de nuevo, aunque de sobra conocido, con máximas previstas de 18ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Jupiter's moon" ("Jupiter holdja"), de Kornél Mundruczó, y con Merab Ninidze, Zsombor Jéger, György Cserhalmi, y Mónika Balsai. Es el segundo largo que veo de este director húngaro, tras su anterior, "White God" ("Fehér isten", 2014). El título hace referencia a Europa, una de las principales lunas jupiterinas, ¿o a este nuestro continente?

Un grupo de inmigrantes ilegales sirios trata de llegar a la Unión Europea. Acaban de cruzar un río que hace de frontera entre Serbia y Hungría y son recibidos a tiros por la policía fronteriza húngara. Se produce una persecución y un joven cae abatido por varios disparos y muere. Pero enseguida resucita, levita por un rato y vuelve a caer desplomado al suelo. Ya en el hospital del campo de refugiados el médico al cargo queda impresionado de que siga vivo a pesar de los múltiples balazos recibidos, y mucho más cuando descubre que puede flotar a su antojo, así que, necesitado de dinero, le ayuda a escapar y se aprovecha de los superpoderes del inmigrante que vende al mejor postor, mientras son perseguidos por el policía que le tiroteó, que trata de encubrir su fechoría.

Película que me dejó ni fu ni fa (nota: 5), con sus más y sus menos, que me gustó por sus maneras, por sus escenas de acción, persecuciones básicamente, especialmente dos, la de inicio de los inmigrantes huyendo de la policía, y una de coches hacia el final, impresionantes y la última de vértigo, pero no tanto por su fondo, bastante embrollado e incomprensible en sus metáforas, y con un toque místico chirriante para mí. De hecho, en muchos momentos, el inmigrante protagonista parecía todo un Jesucristo que en unas cuantas de las escenas de levitación me recordó a algunos cuadros de Dalí por su ángulo de enfoque. Obviamente, a pesar de sus crípticas alegorías, va de refugiados desesperados, de insolidaridad europea hacia ellos, de corrupción de nuestro sistema occidental, todo bañado de fantasía sobrenatural y metafísica, por momentos delirante. En definitiva, historia que se me fue desinflando conforme avanzaba, hasta casi dejar de levitar grácilmente en mi derredor, desde su muy interesante punto de partida.

Ahora toca refugiarse en la sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a dejar de estar en la luna, hoy con tres citas, la última de las cuales es del director del film hoy glosado:

 - "El vínculo más básico que tenemos en común es que todos vivimos en este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire, todos valoramos el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales".  (John F. Kennedy).

 - "Divina calma del mar,
donde la luna dilata
largo reguero de plata
que induce a peregrinar".  (Leopoldo Lugones).

 - "Europa ya no es una tierra de acogida, sino de rechazo. Pero hay otras europas en el universo, otras ideas de Europa que podrían estar a nuestro alcance si tenemos fe".  (Kornél Mundruczó).

Besos y abrazos,

Don.
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