¡Buenos
días!
Otra
mañana más en la que me despisto por aquí, una vez cruzado el Rubicón de ida y
vuelta que bordea los umbrales matutinos, siempre bien acogido, divagando lo
que mi mente quiera, a la que dejo flotar a su albedrío, y en perfecta armonía
con toda su fauna de hadas y ninfas que tanto bien me procuran. Y no sé si será
pedir innecesariamente la luna, pero ya que estamos, ¿por qué no llueve aunque sea
un poquito?, que seguimos con otro soleadísimo día otoñal, sin atisbo de nubes,
y de nuevo, aunque de sobra conocido, con máximas previstas de 18ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Jupiter's moon"
("Jupiter holdja"), de Kornél Mundruczó, y con Merab Ninidze, Zsombor
Jéger, György Cserhalmi, y Mónika Balsai. Es el segundo largo que veo de este
director húngaro, tras su anterior, "White God" ("Fehér isten", 2014). El título
hace referencia a Europa, una de las principales lunas jupiterinas, ¿o a este
nuestro continente?
Un
grupo de inmigrantes ilegales sirios trata de llegar a la Unión Europea. Acaban
de cruzar un río que hace de frontera entre Serbia y Hungría y son recibidos a
tiros por la policía fronteriza húngara. Se produce una persecución y un joven
cae abatido por varios disparos y muere. Pero enseguida resucita, levita por un
rato y vuelve a caer desplomado al suelo. Ya en el hospital del campo de
refugiados el médico al cargo queda impresionado de que siga vivo a pesar de
los múltiples balazos recibidos, y mucho más cuando descubre que puede flotar a
su antojo, así que, necesitado de dinero, le ayuda a escapar y se aprovecha de
los superpoderes del inmigrante que vende al mejor postor, mientras son
perseguidos por el policía que le tiroteó, que trata de encubrir su fechoría.
Película
que me dejó ni fu ni fa (nota: 5), con sus más y sus
menos, que me gustó por sus maneras, por sus escenas de acción, persecuciones
básicamente, especialmente dos, la de inicio de los inmigrantes huyendo de la
policía, y una de coches hacia el final, impresionantes y la última de vértigo,
pero no tanto por su fondo, bastante embrollado e incomprensible en sus
metáforas, y con un toque místico chirriante para mí. De hecho, en muchos
momentos, el inmigrante protagonista parecía todo un Jesucristo que en unas
cuantas de las escenas de levitación me recordó a algunos cuadros de Dalí por
su ángulo de enfoque. Obviamente, a pesar de sus crípticas alegorías, va de
refugiados desesperados, de insolidaridad europea hacia ellos, de corrupción de
nuestro sistema occidental, todo bañado de fantasía sobrenatural y metafísica,
por momentos delirante. En definitiva, historia que se me fue desinflando
conforme avanzaba, hasta casi dejar de levitar grácilmente en mi derredor,
desde su muy interesante punto de partida.
Ahora
toca refugiarse en la sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a dejar de estar
en la luna, hoy con tres citas, la última de las cuales es del director del
film hoy glosado:
- "El vínculo más básico que tenemos en
común es que todos vivimos en este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo
aire, todos valoramos el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales". (John F. Kennedy).
- "Divina calma del mar,
donde
la luna dilata
largo
reguero de plata
que
induce a peregrinar". (Leopoldo
Lugones).
- "Europa ya no es una tierra de acogida,
sino de rechazo. Pero hay otras europas en el universo, otras ideas de Europa
que podrían estar a nuestro alcance si tenemos fe". (Kornél Mundruczó).
Besos
y abrazos,
Don.
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