martes, 14 de noviembre de 2017

El matutino dorado

¡Buenos días!

Por mucho que las nieves del tiempo ya platearon mi sien, que decía aquel tango, tanto estos matutinos como yo mismo creo que vivimos tiempos dorados, todo muy en relación con los preciosos metales que no busco, sino que me topo con ellos y de los que trato de disfrutar mientras pueda y por el tiempo que quieran quedarse conmigo. Y el áureo sol, tan brillante como un idem, sigue colonizando este otoño al que le faltan sus buenas lluvias y su barro sobrevenido... que si se dan las necesarias condiciones a través de los eones daría lugar a un buen tesoro, pues del turbio lodo pueden salir turbas, y luego carbones, y si acaso, en el colmo de la rareza, de ahí su preciosidad, su cristalización, el más duro entre los materiales conocidos... quimérica riqueza, cual cuento de la lechera, toda una entelequia en mi fugaz horizonte vital.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Oro", de Agustín Díaz Yanes, basada en un relato inédito de Arturo Pérez Reverte, y con Raúl Arévalo, José Coronado, Óscar Jaenada, Bárbara Lennie, Antonio Dechent, José Manuel Cervino, Juan Diego, Juan José Ballesta, Luis Callejo, Anna Castillo, Andrés Gertrúdix, Diego París, Juan Carlos Aduviri, y... dejo de poner más, que es un film muy coral. Esta es la quinta película de su director y guionista, y quinta que veo, tras "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto" (1995), "Sin noticias de Dios" (2001), "Alatriste" (2006), y "Solo quiero caminar" (2008).

En el siglo XVI una expedición, una de tantas que no pasaron a la historia, de conquistadores españoles, un aguerrido grupo de donnadies, se adentra en la intrincada selva sudamericana tratando de encontrar una mítica ciudad hecha completamente de oro, y no se sabe si buscando gloria, fortuna, o simplemente riqueza, pero siempre huyendo adelante desde la más absoluta de las miserias, abriéndose paso por el infierno verde a sangre y fuego, contra cualquier amenaza que barrunten, o contra ellos mismos si se tercia cuando se ponen muy flamencos, por muy de otros sitios que sean.

Una buena película (nota: 6), bien hecha y muy bien interpretada, este relato de ambiciones, lealtades y traiciones, violenta crueldad, luchas intestinas, de atmósfera asfixiante, casi nula épica, sobre nuestras miserias, las personales y las sociales, en parte metáfora de esta España nuestra. Desde luego tiene el toque Pérez Reverte y, con otras maneras, retrata similares hechos que otras dos anteriores que recuerde: "Aguirre, la cólera de Dios" ("Aguirre der zorn gottes", 1972) de Werner Herzog, y "El Dorado" (1988) de Carlos Saura.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que espero tengáis como oro en paño y en tanta estima como yo:

 - "El oro es como las mujeres, que todos dicen mal de ellas y todos las desean".  (Félix Lope de Vega).

 - "Por muchas riquezas que el hombre posea y por grandes que sean la salud y las comodidades que disfrute, no se siente satisfecho si no cuenta con la estimación de los demás".  (Blaise Pascal).

Besos y abrazos,

Don.
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