martes, 7 de noviembre de 2017

Matutino fantasmagórico

¡Buenos días!

No, no hace falta que os frotéis los ojos para quitaros de la vista la aparición de hoy, que este matutino no da nada de miedito, ni es gore ni truculento, además de ser de lo más real por muy virtual que sea, dado que los bits que lo conforman no son materiales, por mucha encarnación, más bien plasmación de mi ideario que contengan, que en cierto modo, como el resto de ellos, es ectoplasmático de mi ser, cual fantasma, tan solo fanfarrón algunas escasas veces, más bien cual si fuera mi propio espíritu, que todos ellos son parte de él. Bueno, pues tras este desparrame, no me hubiera venido nada mal un brumoso día de otoño para que la ambientación fuera perfecta, pero ya se sabe, esto es lo que hay, y hoy toca radiante sol evaporizador y que por falta de humedad no se descompone en todo el espectro lumínico de un arco iris, madrugada rayana en la helada, y 16ºC de máxima prevista por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "A ghost story", de David Lowery, y con Casey Affleck y Rooney Mara (tan estupenda como siempre). Es el cuarto largo de este director, y segundo suyo que veo tras "En un lugar sin ley" ("Ain't them bodies saints", 2013).

Una joven pareja vive su amor y su vida día a día. Ella quiere cambiar de casa, él no. Uno de esos días él fallece en un accidente de tráfico y ella queda desolada. Sin embargo, su fantasma, enfundado en una sábana blanca con dos agujeros para los ojos, regresa a la casa para estar invisible, intangible, inaudible, imperceptible en suma, al lado de ella durante su duelo. El tiempo pasa, supera su dolor, rehace su vida, y se muda a un nuevo hogar, quedando él solo sin saber que hacer en la casa vacía, llegan nuevos inquilinos, se van, la casa está cada vez más destartalada... el tiempo sigue fluyendo sin remisión y él sigue ahí sin moverse.

Una estupenda película (nota: 8), que os recomiendo si no os echan para atrás los films reflexivos y parsimoniosos, y que a pesar de su título ni es de miedo ni va de fantasmas aterradores. Chocante historia a la que para mi gusto le sobró algo de casi eterno ensimismamiento en algunas escenas de la primera mitad del metraje que me dificultaron el trance de verla, pero a partir de ahí me mereció mucho esa pena, sobre todo cuando llegó la escena final, de hermosa y poética desolación desvanecida del ensabanado encierro.

Historia que juega con el tiempo, lo ralentiza casi hasta la exasperación, lo acelera con sutiles elipsis, y lo echa adelante y atrás, centrada en los taciturnos pesares del fantasma que queda desolado (y con sus propios fantasmas), más que en los vivos, aunque a través de aquel hable sin mediar palabra a estos, a nosotros. Además de aprisionado amor allende la vida, o la muerte, y de cuando habría que cortar amarras emocionales, nos habla de si queda algo de nosotros después de morir, que el implacable tiempo todo lo barre.

Por último, destacaría tres cosas que me gustaron especialmente: la fotografía casi pictórica con muchos cuadros hieráticos o con poco movimiento; el speech que suelta un personaje, todo un desparrame que sin embargo encierra unas cuantas dosis de reflexiones filosóficas desoladoras de lo que queda de nosotros una vez muertos, y que da mucho sentido a lo que pasa después hasta el final; y la ya mentada escena final, hermosísima, que me emocionó de tal modo que hizo que me recorriera un cosquilleo por la nuca.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, un par de citas, una del director y guionista del film, y unos versos de Machado, con mucha relación con lo versado en la película, como casi siempre:

 - "Me aterra pensar en lo rápido que pasan los años. Esta película intenta enfrentarse al paso del tiempo. El tiempo seguirá adelante me guste o no, y llegará un momento en que todo por lo que me esforcé o lo que conseguí en la vida no significará nada. Todos seremos fantasmas al final".  (David Lowery).

 - "Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?,
una cosa es el recuerdo
y otra cosa es recordar.

Cuando la tierra se trague
lo que se traga la tierra,
habrá mi recuerdo alzado
el ancla de la ribera.

Recuerdos de mis amores,
quizás no debéis temblar:
cuando la tierra me trague
la tierra os libertará".  (Antonio Machado).

Besos y abrazos,

Don.
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