miércoles, 15 de noviembre de 2017

Matutino al cuadrado

¡Buenos días!

No sé si alguna vez lograré la cuadratura del círculo, o viceversa, pues este no es más que un polígono con muchísimo más que cuatro ángulos, infinitos más bien, así que si me empeño hasta el final de mis días en doblar esquinas... ya veremos hasta donde me aguanta la paciencia y si alguna vez lo conseguiré. Y otro día de otoño más, soleado, de madrugadas rayanas en la helada, y máxima prevista de 16ºC, en el que espero con paciente tolerancia a que vengan las lluvias de rigor, a la par que trato de convivir amablemente con el tiempo que nos toca.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "The square", de Ruben Östlund, y con Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, y Terry Notary. Es el quinto largo de este director sueco, y segundo suyo que veo tras la estupenda "Fuerza mayor" ("Force majeure", 2014).

Está a punto de abrirse un nuevo museo de arte contemporáneo y conceptual (sea lo que sea lo que eso quiera decir), y a su director le roban por la calle sin que se dé cuenta su cartera, su móvil y el par de gemelos que llevaba. En una fiesta con compañeros de trabajo toma la decisión de hacer algo al respecto, y lo hace, sin ser muy consciente de las consecuencias, a la par que lidia con sus problemas personales y familiares, y una agencia de publicidad a la que contratan prepara una muy impactante, rayana en los controvertidos límites de lo socialmente tolerable, campaña de promoción en las redes sociales de la primera exposición que tendrá lugar nada más inaugurar, "The square", sobre cuadrados delineados en el suelo, y que junto con su leitmotiv intentará hacer reflexionar a los visitantes sobre la confianza en el otro, el altruismo y las grandes causas humanitarias de este nuestro primer mundo.

Una muy buena película (nota: 7) esta tragicomedia amarga sobre las miserias de la condición humana (o mona, o simiesca), de mirada casi atónita, bastante sarcástica, e incómoda e irreverente en muchos momentos, surreales y absurdos, básicamente por las afiladas críticas y reflexiones que induce, y que casi provocan sonrojo, propio y ajeno. Parecía una sucesión de cuadros más o menos cómicos y sin aparente trabazón, con unos cuantos espléndidos y otros más deslavazados. Por esta falta de fluidez no fue redonda, que si lo hubiera sido casi que llegaría a genial. Esta también parodia del arte moderno presuntamente reflexivo, cuando no tomadura de pelo, da mucho que pensar, sobre varios otros temas, como la difícil cuadratura de los nobles ideales sociales con nuestros individuales actos cotidianos dominados por el rutinario egoísmo, las más de las veces en contradicción, como así le pasa al algo atontado y guaperas protagonista; y hasta donde somos capaces de aguantar y tolerar al otro para no sobrepasar los límites de lo bien visto, de lo políticamente correcto.

Ahora unas pocas citas de sabiduría ajena, cuatro, que estuvieron a punto de quedarse en cuadro, pero no:

 - "Un cuadro de un museo es, posiblemente, el que tiene que escuchar más tonterías en todo el mundo".  (Edmond y Jules de Goncourt)

 - "Es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos".  (Alfred Adler).

 - "Los ideales están en ti; el obstáculo para su cumplimiento también".  (Thomas Carlyle).

 - "Si tuviéramos que tolerar a los demás todo lo que nos permitimos a nosotros mismos, la vida sería intolerable".  (Georges Courteline).

Besos y abrazos,

Don.
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