¡Buenos
días!
No
sé si alguna vez lograré la cuadratura del círculo, o viceversa, pues este no
es más que un polígono con muchísimo más que cuatro ángulos, infinitos más
bien, así que si me empeño hasta el final de mis días en doblar esquinas... ya
veremos hasta donde me aguanta la paciencia y si alguna vez lo conseguiré. Y
otro día de otoño más, soleado, de madrugadas rayanas en la helada, y máxima
prevista de 16ºC, en el que espero con paciente tolerancia a que vengan las
lluvias de rigor, a la par que trato de convivir amablemente con el tiempo que
nos toca.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "The square",
de Ruben Östlund, y con Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, y Terry
Notary. Es el quinto largo de este director sueco, y segundo suyo que veo tras
la estupenda "Fuerza mayor" ("Force majeure", 2014).
Está
a punto de abrirse un nuevo museo de arte contemporáneo y conceptual (sea lo
que sea lo que eso quiera decir), y a su director le roban por la calle sin que
se dé cuenta su cartera, su móvil y el par de gemelos que llevaba. En una
fiesta con compañeros de trabajo toma la decisión de hacer algo al respecto, y
lo hace, sin ser muy consciente de las consecuencias, a la par que lidia con
sus problemas personales y familiares, y una agencia de publicidad a la que
contratan prepara una muy impactante, rayana en los controvertidos límites de
lo socialmente tolerable, campaña de promoción en las redes sociales de la
primera exposición que tendrá lugar nada más inaugurar, "The square",
sobre cuadrados delineados en el suelo, y que junto con su leitmotiv intentará
hacer reflexionar a los visitantes sobre la confianza en el otro, el altruismo
y las grandes causas humanitarias de este nuestro primer mundo.
Una
muy buena película (nota: 7) esta tragicomedia amarga sobre las miserias de
la condición humana (o mona, o simiesca), de mirada casi atónita, bastante
sarcástica, e incómoda e irreverente en muchos momentos, surreales y absurdos,
básicamente por las afiladas críticas y reflexiones que induce, y que casi
provocan sonrojo, propio y ajeno. Parecía una sucesión de cuadros más o menos cómicos y sin aparente
trabazón, con unos cuantos espléndidos y otros más deslavazados. Por esta falta
de fluidez no fue redonda, que si lo hubiera sido casi que llegaría a genial.
Esta también parodia del arte moderno presuntamente reflexivo, cuando no
tomadura de pelo, da mucho que pensar, sobre varios otros temas, como la
difícil cuadratura de los nobles ideales sociales con nuestros individuales
actos cotidianos dominados por el rutinario egoísmo, las más de las veces en
contradicción, como así le pasa al algo atontado y guaperas protagonista; y
hasta donde somos capaces de aguantar y tolerar al otro para no sobrepasar los
límites de lo bien visto, de lo políticamente correcto.
Ahora
unas pocas citas de sabiduría ajena, cuatro, que estuvieron a punto de quedarse
en cuadro, pero no:
- "Un cuadro de un museo es,
posiblemente, el que tiene que escuchar más tonterías en todo el
mundo". (Edmond y Jules de
Goncourt)
- "Es más fácil luchar por unos
principios que vivir de acuerdo con ellos". (Alfred Adler).
- "Los ideales están en ti; el obstáculo
para su cumplimiento también".
(Thomas Carlyle).
- "Si tuviéramos que tolerar a los demás
todo lo que nos permitimos a nosotros mismos, la vida sería
intolerable". (Georges Courteline).
Besos
y abrazos,
Don.
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