domingo, 7 de mayo de 2017

Matutino que alza el vuelo

¡Buenos días!

Otro matutino más, tan mirlo blanco para mí como cualquiera otro de ellos, que se eleva decididamente al poco de abrirle el cascarón de la oscura caverna de mis entendederas, sin lastres que le impidan surcar sus anhelos a su libre albedrío. No le pediré que me rinda cuentas por dejarme, ni espero que él por permitírselo. Quid pro quo entre dos seres libres y con capacidad para decidir. Por lo demás, la soleada primavera resurge de sus cenizas tras los chaparrones de antes de ayer que, bien mirados, y mejor utilizadas, abonaron todavía más su exultante y pizpireta verde lozanía. Para hoy tendremos 26ºC de máxima prevista, y subiendo para días posteriores.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "Blackbird", escrita por David Harrower, dirigida por Carlota Ferrer, e interpretada, magníficamente, por Irene Escolar y José Luis Torrijo. Otra vez más que me dejó fascinado esta portentosa actriz que es Irene Escolar, a quien hace poco vi también en teatro en "El público" de Federico García Lorca, amén de haberla visto algunas veces más actuar tanto en cine como en televisión.

Una mujer joven visita sorpresivamente en su puesto trabajo a un hombre maduro que queda conmocionado por tal hecho. Quince años atrás, cuando ella tenía 12 y él 40, mantuvieron una fugaz y prohibida pasión amorosa. Él, tras varios años de prisión acusado de abuso sexual a menores, ha cambiado de nombre y residencia, ha rehecho su vida con otra mujer, y no quiere recordar nada de aquello; pero ella, que no ha olvidado nada, viene a pedirle cuentas no sabe con qué intención, quizá con ganas de venganza, tal vez buscando reavivar aquel amor, pero siempre queriendo saber qué pasó.

Una muy buena obra (nota: 7) que nos pone frente a incómodas cuestiones éticas, confrontándonos a ellas sin rubor ni tapujos. Historia de un desgarro emocional, sobre cómo afrontar el dolor por el amor perdido y no resuelto en su momento, bien olvidando para tratar de seguir adelante, bien reconcomiéndose y estancándose en el pasado, siempre bordeando los límites de la moralidad vigente y provocando que los espectadores se hagan preguntas, muchas y variadas, poliédricas.

Dado que parece que el leitmotiv de esta obra, amén de algún caso real, pudiera ser la canción de los Beatles "Blackbird", compuesta en 1968 por John Lennon y Paul McCartney, la sección de sabiduría ajena de hoy no puede sino contener sus traducidos versos (quitados los estribillos):

 - "Mirlo que cantas al final de la noche,
toma estas alas rotas y aprende a volar.
Toda tu vida has estado esperando
este momento para alzar el vuelo.

Mirlo que cantas al final de la noche,
toma estos ojos hundidos y aprende a mirar.
Toda tu vida has estado esperando
este momento para ser libre.

Vuela, mirlo, vuela,
hacia la luz de la noche oscura y negra [...]". (Lennon & McCartney).

Besos y abrazos,

Don.
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