lunes, 29 de mayo de 2017

Matutino confeso

¡Buenos días!

Os confieso que me siento aliviado, casi tanto como el clima primaveral con estas lluvias de hoy que suavizaron sobremanera los tórridos calores veraniegos de este fin de semana, de poder manifestaros mis pareceres sobre los más peregrinos temas en estos matutinos que tan bien me escuchan, aunque tampoco tenga muy claras mis culpas, así que tendré que hacer mayor introspección, pues no creo que sea moralmente aceptable tan solo largar mis cuitas para sentirme aligerado de ellas sin tratar de ponerles remedio. Por lo demás, la máxima para hoy menguó casi diez grados con respecto a las del fin de semana, y se nos quedará en unos reconfortantes 25ºC.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Las confesiones" ("Le confessioni"), de Roberto Andò, y con Toni Servillo, Connie Nielsen, Pierfrancesco Favino, Marie-Josée Croze, Moritz Bleibtreu, Lambert Wilson, y Daniel Auteuil. De este director italiano (también guionista, escritor y autor teatral) tan solo había visto uno de sus films, su anterior, "Viva la libertà" (2013).

En un lujoso hotel de la costa alemana va a celebrarse una cumbre del G8 con los ministros de economía de los 8 más poderosos países del mundo, y presidida por el director del FMI, quien el fin de semana previo celebra su cumpleaños y a cuya fiesta invita, además de a algunos de los ministros, a unos pocos destacados miembros de la cultura, entre los que se encuentra un monje cartujo, del que nadie sabe qué pinta ahí. Tras la fiesta, ya de madrugada, el director le confiesa que le invitó porque le admira y quiere confesar sus pecados con él, cosa que hace. A la mañana siguiente el director aparece muerto, y la policía considera al monje el principal sospechoso. Además, el resto de invitados políticos tiene miedo de que el fallecido le haya revelado un secreto plan del grupo para tomar radicales medidas que zarandeen de nuevo la economía mundial con el fin de beneficiar todavía más a los países miembros del clan, en detrimento del resto.

Una película que no me acabó de convencer (nota: 5), irregular, este thriller de trasfondo sociopolítico y económico, pleno de secretos y confesiones, con maneras de suspense a lo Hitchcock y un estilo visual de cuidadas imágenes que apuntaban a un afectado manierismo estilístico. Además, la trama y el argumentario me parecieron algo crípticos y deslavazados en bastantes momentos, aunque en otros sí que me engancharon. También especie de fábula moral muy dispersa y con cómica retranca político-económica que no me hizo especial gracia.

Sin embargo, sí que me agradó lo que parece destilar de asemejar la economía con una religión moderna, con sus dogmas de fe (teorías, dicen) no necesaria ni suficientemente constatados de modo fehaciente, tal vez delirios de iluminados gurús, cuando no por malévolo interés propio, y que trata muchas veces de hacernos comulgar con ruedas de molino... sin antes confesar, ¡oh, sacrilegio!, sus verdaderas y aviesas intenciones...

Ahora unas citas de sabiduría ajena, con las que no espero convertiros a ningún ideario concreto, pero que tal vez ayuden a elegirlo, si tal fuera vuestro deseo:

 - "Algo habrá de malo en la riqueza cuando a todo el mundo le da vergüenza confesar que la tiene".  (Noel Clarasó).

 - "No nos hacemos mejores cuando ocultamos nuestros defectos; antes bien, nuestro valor moral aumenta con la sinceridad con que nos confesamos".  (Georg Ch. Lichtenberg).

 - "Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores".  (François de la Rochefoucauld).

 - "A confesión de castañeta, absolución de zapateta".  (Refrán).

Besos y abrazos,

Don.
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