¡Buenos
días!
Maravilloso
día de primavera, de grato disfrute, tras los pasados y livianos frescores y
chaparrones de la semana pasada, con 26ºC de máxima prevista para hoy por los
madriles y alguna que otra nube que no estropea, sino todo lo contrario, que lo
matiza con sutileza, el radiante y alegre sol que todo lo ilumina, borrando
cualquier atisbo de disgusto que pudiera sobrevenirnos.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Maravillosa familia de Tokio"
("Kazoku wa tsuraiyo"), de Yoji Yamada, y con Isao Hashizume, Kazuko
Yoshiyuki, Yû Aoi, Satoshi Tsumabuki, Masahiko Nishimura, Tomoko Nakajima,
Shozo Hayashiya, y Yui Natsukawa. Es el sexto largo que veo de este octogenario
y prolífico director japonés, que lleva dirigidos tantos como años tiene, y de
quien había visto anteriormente cinco de sus más recientes, todos de este
siglo: "La casa del tejado rojo" ("Chiisai ouchi",
2015), "Una familia de Tokio" ("Tokio kazoku", 2013),
y los tres de la trilogía de samuráis en horas bajas, "Love and honor" ("Bushi no ichibun", 2006),
"The hidden blade" ("Kakushi-Ken: Oni no
tsume", 2004), y "El ocaso del samurái" ("Tasogare Seibei",
2002).
Un
septuagenario, tras haber pasado un día jugando al golf y tomando unas copas
con su amigo, llega a su casa al atardecer totalmente borracho, donde su
abnegada mujer le recuerda que es el día de su cumpleaños. Él le pregunta que
qué quiere pues de regalo, y ella le contesta que algo barato, ya que tan solo
tiene que firmar la solicitud de divorcio que le presenta ya cumplimentada.
Aturdido por la noticia, pues no entiende nada tras haber estado casi cincuenta
años casados, el anciano cascarrabias y con cierta desconsideración hacia su
mujer, se sume en la melancólica resignación. Poco a poco irán conociendo la
noticia los miembros de su familia: sus tres hijos y respectivas parejas y sus
dos nietos, que todavía viven en su mayoría bajo el mismo techo familiar, tan
atónitos como su padre, lo que desatará una pequeña crisis familiar que hará
aflorar algunos reprimidos resentimientos del pasado.
Una
muy buena película (nota: 7) esta comedia que me hizo reír más cuando me
provocaba la sonrisa que cuando se empeñaba, sin mucho éxito, en arrancarme
carcajadas a base de momos y algo exagerados gags visuales, que tal vez
funcionen en Japón, pero que a mí no me llegaron. Nos hace reflexionar sobre
las relaciones familiares a partir de pequeños detalles cotidianos de costumbristas
escenas domésticas, y comprender la armonía esencial que subyace en muchas de
las tontorronas (o no tanto, según los casos) desavenencias familiares.
Precisamente esto parece ser el leitmotiv del film, pues en él se dice que la
verdadera armonía de las piezas musicales está en sus pequeñas disonancias, y
tal vez esto pueda explicar el porqué su autor nos incrusta esos simples y algo
tontorronas situaciones cómicas en medio del sereno melodrama y del sutilmente
sarcástico humor subyacente, verdaderamente gracioso aunque apenas perceptible,
que sin el contrapunto de slapstick tal vez no tendría tanta relevancia.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena que, cual versos sueltos, nos ayuden a bien rimar
nuestros devenires:
- "Nada nos puede impedir sentir esta
maravillosa felicidad de ser preferidos a otros". (André Maurois).
- "El vínculo que une a tu auténtica
familia no es de sangre, sino de respeto y alegría mutua". (Richard Bach).
- "Ante cualquier desavenencia no
caigamos en el error de dudar, bien de su inteligencia, o bien de su buena
voluntad". (Otto von Bismarck).
- "Toda la armonía total de este mundo
está formada por discordancias".
(Séneca).
Besos
y abrazos,
Don.
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