¡Buenos días!
Como siempre, desde mi
oscura noche craneal, iluminados por los chispazos sinápticos de mis neuronas,
alumbro cada mañana estos matutinos, los doy a la luz de vuestras entendederas
para que vivan a su libre albedrío por donde sea menester. Y luz, mucha luz hay
en este radiantemente soleado día de otoño a la vera del Mediterráneo, con
máxima prevista para hoy de 16ºC. Y se la quiere, dado lo escasa, por la cercanía
del solsticio de invierno, el próximo 22 de diciembre, la más larga noche del
año.
Ayer estuve en el cine
viendo "Nadie quiere la noche" ("Nobody
wants the night"), de Isabel Coixet, y con Juliette Binoche, Rinko
Kikuchi, y Gabriel Byrne. De esta directora he visto todos sus largometrajes
salvo dos, "Demasiado viejo para morir joven" (1989), y "Mi otro
yo" ("Another me", 2013), es decir:
- "Cosas que nunca te dije" ("Things I never told
you", 1996)
- "A los que aman" (1998)
- "Mi vida sin mí" ("My life without me", 2003)
- "La vida secreta de las palabras" ("The secret
life of words", 2005)
- "Elegy" (2008)
- "Mapa de los sonidos de Tokio" ("Map of the sounds
of Tokio", 2009)
- "Ayer no termina nunca" (2013)
- y "Aprendiendo a conducir" ("Learning to
drive", 2014)
A destacar muy especialmente
dos exquisiteces que me encandilaron y que os recomiendo encarecidamente:
"A los que aman" y "Mi vida sin mí".
Año 1908. Una mujer de la
alta sociedad estadounidense, inflexible, tozuda y que no atiende a razones,
está empeñada en reunirse con su marido, el explorador ártico Robert Peary, al
que no ve desde hace más de un año, para celebrar con él su muy probable
conquista del Polo Norte, lo más cerca posible de allí. Atrapada en la fría noche
polar invernal que dura seis meses, conocerá a la amante esquimal de su marido,
junto a la que tendrá que sobrevivir, de mala gana, contra la extrema crudeza
natural de esos lares, ellas dos solas, mientras esperan a su amado (vana
ilusión), sin ayuda de nadie.
Una película que ni fu ni
fa, me dejó frío (nota: 4) este drama interior, viaje a
los adentros de esta mujer (algo repelente), a su desolación tras su obsesión,
tan obcecada por su marido como ambos por una utopía, que el Polo Norte no es
más que un lugar inexistente, una conceptual convención, un infinitesimal punto
en el infinito, nada, como ciertos convencionalismos sociales, nimiedades
culturales barridas por la fuerza de la naturaleza.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que ilumine ciertas umbrías de nuestras entendederas:
- "El pensamiento no es más que un
relámpago entre dos noches, pero este relámpago es todo". (Henri Poincaré).
- "Cuando estés de noche en tu alcoba,
aun cuando tengas las puertas y las ventanas cerradas y apagada la luz, no
digas que estás solo: nunca se está solo".
(Epicteto).
- "Muy pronto me di cuenta de que un
viaje nunca nos lleva lejos a menos que se extienda dentro del mundo que nos
rodea y vaya a la misma distancia dentro de nuestro mundo interior". (Lillian Smith).
- "En el corazón de todos los inviernos
vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche viene una aurora
sonriente". (Khalil Gibran).
Besos y abrazos,
Don.
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