¡Buenos días!
No ha lugar a berrinche
alguno en estos idealmente idílicos matutinos, y en el improbabilísimo caso de
que lo hubiera, sería de nimia importancia, así que tampoco procede hacerse la
víctima, pues la pandilla de hadas y ninfas que los habitan me hacen la vida
fácil, muy fácil, con fluida naturalidad o natural fluidez. Cosa a la que
también contribuyen estos plácidos días de otoño terminal a la vera del
Mediterráneo, soleados y de tibias temperaturas, con máxima prevista para hoy
de 16ºC.
Ayer estuve en el cine
viendo "Paulina" ("La patota"), de
Santiago Mitre, y con Dolores Fonzi (fascinante mujer y actriz) y Oscar
Martínez. Es el primer largo que veo de este director argentino, que está
basado en otro homónimo (en su título original) del mismo país realizado en
1960. ¡Ya lo que me faltaba, que a un film hispanohablado le cambien el título
original!
Paulina es una joven abogada
muy idealista quien, en contra de la opinión de su pragmático padre, juez de
profesión, decide dejar su prometedor futuro profesional y dedicarse a labores
de voluntariado social en una remota región de Argentina, en la frontera con
Brasil y Paraguay, dando clase sobre derechos humanos en una marginal escuela
rural a conflictivos adolescentes de un miserable poblado. A los pocos días, es
asaltada por una panda de jóvenes (una patota) y es violada.
Una muy buena película (nota:
7), con una excelente escena de comienzo (la discusión entre padre
e hija), y también la última sobre los créditos finales (su resuelta marcha por
el camino rural) este thriller que nos invita a la profunda reflexión ética
sobre nuestra sociedad, sobre la justicia social, a través de Paulina, mujer
que lleva sus sólidas convicciones morales hasta el límite, provocando la
incomprensión de todos los que la rodean. Una mujer que apenas se altera cuando
su extremo idealismo choca brutal y violentamente contra la crudísima realidad,
convencida de la bondad de sus tesis, que lleva hasta el final con firme
determinación, a contracorriente de todos. Busca la verdad, que no la justicia
que otros le proponen, pues no siempre ambas coinciden.
Bueno, ahora una pequeña
pandilla de citas de sabiduría ajena que nos ayude a acrecentar o desterrar
ciertas convicciones nuestras, a las que hay que tener en permanente cuestión:
- "Al hombre justo y tenaz en sus
propósitos ni el furor de ciudadanos poderosos ni el rostro fiero de un tirano
amenazador lograrán hacer que altere su firme pensamiento". (Horacio).
- "Nuestras convicciones más arraigadas,
más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite,
nuestros confines, nuestra prisión".
(José Ortega y Gasset).
- "Carácter firme es aquel que puede
continuar sin éxitos". (Ralph W.
Emerson).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario