martes, 15 de julio de 2014

Tirar los juveniles matutinos por la ventana y siempre tenerlos

¡Buenos días!

Ya sabemos que de buena parte de las buenas cosas de la vida, como el amor o la alegría, cuanto más damos a otros más nos queda a nosotros, y que la única forma de disfrutar de las cosas es gastándolas. Como estos ya apenas adolescentes matutinos que regalo por doquier. El verano ya dio su salto definitivo a la torridez (36ºC de máxima previstos para hoy y días sucesivos, si no más), y ya empieza uno a pensar en largarse a climas boreales, por los alrededores del círculo polar ártico, para tratar de conciliar el sueño y de llegar a la vejez no más amojamado que lo necesario.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" ("Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann"), de Félix Herngren, y con Robert Gustafsson, Iwar Wiklander, y David Wiberg. Es el tercer largo, y primero suyo que veo, de este director sueco, que está basado en el best-seller homónimo de Jonas Jonasson.

En el día en que cumple 100 años, con el deseo de vivir plenamente la vida que le queda, un anciano se fuga de la residencia en la que se encuentra recluido, y en la que le internaron hace poco, justo antes de que el alcalde y la prensa local entren fastuosamente a felicitarle, dejándoles plantados. Sin rumbo predeterminado parte en busca de aventuras, y una serie de casualidades encadenadas hace que caiga en sus manos una maleta repleta de dinero, propiedad de unos peligrosos criminales, dispuestos a matar por ella, que le perseguirán, además de la policía. No importa, nadie sabe la intensa vida anterior de este venerable, pachorrón, reflexivo y decidido anciano, que fue miliciano republicano de las brigadas internacionales en la guerra civil española, salvó la vida de Franco, ayudó a Oppenheimer a fabricar la bomba atómica, también confraternizó con Stalin, Reagan y Gorbachov (entre muchos otros más), fue doble agente para la CIA y la KGB durante la guerra fría, y demás increíbles eventos vitales, siendo premiado y encarcelado por unos y otros, influyendo claramente en la historia mundial desde el anonimato. En su devenir, irá dejando todo un reguero de cadáveres, casi sin querer.

Estrambótica y muy divertida comedia, un puntito gamberra, que me hizo reír mucho y dejó algo en que pensar, aunque los eventos relatados de su vida pasada (rememoración mediante flashbacks narrados) me flojearon algo respecto al relato de las vicisitudes tras la fuga del fascinante protagonista, absurdos, surrealistas, delirantes, con mucho humor negro, y que dejan un gran poso de sabiduría vital, especialmente imbuida de la resignación ante fatalidad o la dicha por la sucesión inevitable de acontecimientos, tamizada por el carpe diem, que define al excéntrico anciano protagonista (no menos raro que el resto de personajes), una especie de reverso de Forrest Gump, de gran sentido común, que se niega a renunciar al placer de sentirse vivo, y que no tiene miedo ni a los criminales, ni a morir, ni a nada. Todo un bondadoso sin escrúpulos.

En cierto modo sigue la filosofía de vida que se destila del cuento sufí, "El joven y el hombre sabio", que se relata en la película "La guerra de Charlie Wilson" ("Charlie Wilson's war", 2007), de Mike Nichols. El cuento dice más o menos así:

"Un muchacho recibió como regalo un estupendo corcel, y todos decían en su pueblo que qué buena suerte tenía, pero el hombre sabio respondía que ya se verá. Al poco, montando en el caballo, el joven cayó y se partió una pierna, y todos decían que qué mala suerte, pero el hombre sabio respondía que ya se verá. Después, se declaró una guerra y el joven se libró del alistamiento por estar impedido, y todos decían que qué buena suerte, pero el hombre sabio respondía que ya se verá. Más tarde ...". Y así, con esta alternativa letanía de buena y mala suerte va continuando la historia ...

Ahora, algo más de sabiduría ajena, tras la que seguro habréis sacado de este cuento sufí:

 - "La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza".  (Francisco de Quevedo)

 - "Si miro hacia atrás, me doy cuenta de que algunos momentos que consideré de mala suerte, quizá los peores de mi vida, en realidad fueron la base de otros muy buenos".  (Nicolas Cuche).

 - "Lo único que hace el protagonista es lo que la mayoría de los occidentales debiéramos hacer: dejar de preocuparnos por el futuro, seguir nuestro instinto y no darle demasiadas vueltas a problemas del pasado".  (Félix Herngren).

 - "Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente".  (Facundo Cabral).

Félix y Facundo, amén, besos y abrazos,

Don.
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