¡Buenos días!
¡Qué no, que es broma! que ni me desentiendo de estos matutinos ni de la meteorología que nos toca vivir en estos revoltosos días de primavera pascual, que tan pronto te viene una procesión de nubes grises y te cae un buen chaparrón, como que sale el sol para alegrarte momentáneamente la vida, con una máxima prevista para hoy por los madriles de 13ºC, que todo lo disfruto, sea en esta realidad como en la ficción que bulle por mis entendederas, como este matutino que ahora estoy realizando y con el que trato de enfocar aquí o allí, en función de lo que me pida, que soy un autor al servicio de la historia que quiera contarme con sus eventuales personajes.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El segundo acto" ("Le deuxième acte", 2024), de Quentin Dupieux, y con Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel, Raphaël Quenard, y Manuel Guillot. De este peculiar director francés había visto cuatro de sus anteriores películas, las más recientes, "Daaaaaalí!" (2023), "Fumar provoca tos" ("Fumer fait tousser", 2022), "Increíble pero cierto" ("Incroyable mais vrai", 2022) y "Mandíbulas" ("Mandibules", 2020).
Una bella joven quiere presentar a su novio, del que está locamente enamorada, a su padre. Ambos acuden al perdido restaurante de carretera en el que han quedado citados para el evento. El chico, que no se siente nada atraído por su novia, acude con su mejor amigo, al que le conmina para que trate de ligársela y poder librarse de ella.
Estupenda película (nota: 8), delirante, como siempre en la filmografía su director, y divertidísima, no exenta de suma lucidez (escondida en su sucesión de situaciones disparatadas), siendo la que más me ha gustado hasta ahora de las suyas que he visto, pues le pillé el punto, cosa que no siempre me ha pasado con algunas de sus anteriores. La larga conversación del principio entre los dos amigos, rupturas de la cuarta pared incluidas, me pareció genial, dando el tono para el resto del contenidísimo metraje (80 minutillos), a pesar de algunos desfallecimientos sin gran importancia en su desarrollo. Es una historia requetemetacinematográfica, cual muñecas rusas, pero no exactamente, pues interaccionan sus diversas capas, confundiéndose continuamente personajes con personas interpretadas y actores que los interpretan, en un divertido caos que descoloca (sobre todo al principio). Es bastante irreverente, no obstante marca de la casa Dupieux, pues se chotea juguetonamente de todo lo que se le pone a tiro, sin importarle lo políticamente incorrecto en estos días de hoy, con temas tales como el uso de las tecnologías, especialmente la IA, o la cultura de la cancelación... y más... preguntándose por el sinsentido de la vida (de la gente) y de sus ficciones (de sus personajes). Es toda una sátira a la sociedad actual, en general, y a su reciente devenir (el dichoso algoritmo), y en particular al mundillo del cine.
Pues en el último acto de esta representación matutina, entra en escena la sabiduría ajena, con estas citas que espero exacerben nuestras entendederas y nos lleven a sobrepasar los límites de su creada realidad, tan real como ella:
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son". (Pedro Calderón de la Barca).
- "La fotografía es la verdad. El cine es la verdad veinticuatro veces por segundo". (Jean Luc Godard).
más cine por favor,
que toda la vida es cine,
que toda la vida es cine
y los sueños, cine son". (Luis Eduardo Aute).
Besos y abrazos,
Don.
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