martes, 19 de noviembre de 2024

Matutino serás... espolvoreado

¡Buenos días!

El dulce otoño sigue con nosotros, todavía no se va de nuestro lado, y no parece haber calima por los madriles aunque alguna brumilla nocturna y madrugadora de cuando en cuando nos pueda obnubilar. La mañana amanece hoy confortable térmicamente y el sol acabará por disipar la tenue neblina, llegando las máximas hasta unos 16ºC previstos. Y no solo soy ya mismo matutino de nuevo, sino que estoy con otro de ellos, escribiéndolo, y no precisamente en el polvo, que me gustaría dejar duradera constancia de su legado y que no se me disipen al albur de los vientos.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Polvo serás" (2024), de Carlos Marqués-Marcet, y con Ángela Molina, Alfredo Castro, y Mónica Almirall. Es la cuarta película de este director, de quien había visto sus tres anteriores, "Los días que vendrán" ("Els dies que vindran", 2019), "Tierra firme" ("Anchor and hope", 2017) y "10.000 Km." (2014).

A una mujer le han diagnosticado una enfermedad terminal y decide acabar voluntariamente con su vida antes, viajando a Suiza para hacerlo allí gracias a la ayuda de una asociación de suicidio asistido. Su pareja, enamoradísimo de ella, y viceversa, con quien lleva conviviendo casi 40 años, decide acompañarla en el viaje, no solo para estar a su lado durante el trance sino para acabar con su vida él mismo también, los dos juntos y a la vez, pues cuando ella muera su vida dejará de tener sentido. Tienen tres hijos, la menor, fruto de su relación, todavía vive con ellos, y queda absolutamente anonadada cuando se entera. Antes deciden casarse formalmente e invitan al resto de sus hijos (fruto de sus respectivas anteriores relaciones), que no saben nada, y sus familias a la celebración.

Película interesante (nota: 5), especialmente su inicio, por su planteamiento inicial, aunque su desarrollo no llegó a convencerme del todo ni me gustó gran cosa, y eso que me parecieron muy buenos sus sorprendentes números musicales, de danzas contemporáneas, y creo recordar que solo una canción, también acompañada de danzarines, en las que estos las más de las veces me parecieron zombis de película por sus sincopados aspavientos muy bien coreografiados, momentos de agradecida disrupción de lo que nos está contando, aunque no tan disruptivos en realidad, que hay cierta fluidez. Película extraña por momentos, aunque se deja ver, que nos habla de la decisión de morir y sus consecuencias (en los demás, los allegados), que habla de muerte y amor incondicional y como nos enfrentamos a ello.

Bueno, antes de que este matutino nos deje, ahí os dejo estas citas de sabiduría ajena, a las que sacudí el polvo acumulado por el tiempo que hace que sus autores las idearon:

 - "Los relojes de arena no sólo recuerdan la veloz huida del tiempo, sino también el polvo en el que alguna vez nos convertiremos".  (Georg Christoph Lichtenberg).

 - "Amar a alguien es decirle: tú no morirás jamás".  (Gabriel Marcel).

Besos y abrazos,

Don.

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