martes, 25 de octubre de 2022

Matutino de peluche a la gresca

¡Buenos días!

Si acaso me peleo conmigo mismo por abrazar y besuquear lo antes posible cada mañana al sedoso y amoroso matutino que me toca entre manos, y a golpe de tecla. De ahí no pasa la cosa. Por lo demás, el tiempo meteorológico de este otoño sigue muy amable, en esta suave mañana otoñal con sol y nubes, algo de viento de cuando en cuando y unas temperaturas de lo más tibias, con esos 22ºC de máxima prevista por los madriles. Lejos quedan las asperezas invernales todavía.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Unicorn wars" (2022), una de animación (clásica, por sucesión de dibujos), de Alberto Vázquez. De este director, guionista e historietista, había visto una de sus anteriores películas, también de animación, "Psiconautas, los niños olvidados" (2015), ésta codirigida junto con Pedro Rivero.

El ejército osuno adoctrina y entrena militarmente a un tierno grupo de jóvenes ositos (de peluche) que han sido reclutados, entre ellos dos hermanos mellizos, para la ancestral guerra de exterminio que se libra contra los unicornios por recuperar el control del Bosque Mágico, paraíso del que fueron expulsados tiempo atrás, y que consideran suyo por designio divino. Serán enviados a una peligrosa misión de la que casi ninguno volverá...

Peculiar película plena de chocantes contrastes (nota: 5), por eso de sus amorosos ositos y encantadores unicornios enzarzados en una brutal guerra liderada por fanáticos, que los embrutece (alegoría de la condición humana), y que no es para niños, obviamente, ni de risa, porque si lo intentas se te congela la mueca. Me gustó más que su anterior, aunque tampoco me entusiasmó, pero sí me encantaron buena parte de sus fondos, de apabullante colorido, magnético visualmente. Especie de fábula que nos habla de las guerras contra el otro... y las fratricidas (tipo Caín contra Abel), con muchas reminiscencias de la iconografía religiosa bíblica (especie de ficción novelada de suma crueldad), como ese bosque mágico que remeda el paraíso perdido, mitificada tierra prometida a la que hay que volver a costa de lo que sea (¿Palestina versus Israel y viceversa?). Tiene montones de referencias al cine bélico y de animación de Disney o del Studio Ghibli, y de otros géneros, todo pervertido en aras de esta iconoclasta, irreverente y transgresora película, tanto como esa mítica serie televisiva de dibujos animados que fue "South Park" de Trey Parker y Matt Stone, a la que me recordó bastante en algunos pasajes, y también a sus películas "South Park. Bigger, longer & uncut" (1999) y "Team America World Police" (2004).

Parafraseando declaraciones de su director en entrevistas, esta fábula antibelicista nos habla del origen de las guerras, de cómo la religión y una sociedad totalitaria controlan a sus individuos, manejándolos cual rebaño de títeres; y también de las relaciones familiares, de la religión como excusa para las guerras, de cómo asolamos el medio ambiente, del origen del mal... y de algunos que otros temas más, quizá demasiado abarcar en una sola película, según mi parecer.

Bueno, no os impacientéis y arméis la marimorena, que ya están aquí las citas de sabiduría ajena, poco antes de que nos achuchemos amorosamente en la despedida:

 - "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión".  (Nelson Mandela).

 - "Casi todas las religiones condenan las guerras; no obstante, quizás hayan estallado más conflictos bélicos por motivos religiosos que por cualquier otra causa".  (Mitch Albom).

 - "La religión puede ser un impedimento si es fundamentalista, cuando se convierte en lo único de la vida de los creyentes que no se dejan guiar por su cabeza".  (Deepa Mehta).

 - "En política, como en religión, hay devotos que manifiestan su adoración por un santo desaparecido, convirtiendo su tumba en un santuario del crimen".  (Thomas Macaulay).

Besos y abrazos,

Don.

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