Por
mucho que por aquí desparrame mis sentimientos, y precisamente por ello, me
encuentro tan bien, que ni siento ni padezco, librándome de todo pesar casi por
el mero hecho de aporrear el teclado y contar lo que me place. Y a todo ello
ayuda todavía más este canónico día de dulce y serena primavera, por mucho que
el viento se nos venga arriba, que el sol, el raso celeste y las tibias
temperaturas (21ºC de máxima prevista) reconfortan al más pintado.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Dolor y gloria",
de Pedro Almodóvar, y con Antonio Banderas, Asier Etxeandía, Penélope Cruz,
Leonardo Sbaraglia, Nora Navas, y Julieta Serrano. Vigésimo primer film de este
director, del que he visto casi todos, salvo cuatro de los rodados en los años
80, y por tanto todos de los de este siglo, a saber: "Julieta" (2016), "Los amantes pasajeros" (2013), "La piel que habito" (2011), "Los abrazos rotos" (2009), "Volver" (2006), "La mala educación" (2004), y "Hable con ella" (2002). Precisamente esta última es
para mí la mejor de este muy reconocido cineasta del que, salvo unas pocas
excepciones más, no me suelen gustar en exceso sus obras (lo hacen en momentos
sueltos de cada una de ellas), cuando no me desagradan.
Un
glorioso director de cine se encuentra en su ocaso, pues sus múltiples y cada
vez mayores dolores, físicos y anímicos, amenazan con impedirle seguir haciendo
lo que más le gusta, rodar películas. En estos momentos, su pasado se le
manifiesta muy vívidamente, bien sea en forma de recuerdos, bien sea mediante
físicos reencuentros con allegados a los que hace mucho que no ve. Todo esto le
sacará de su atonía, cuando no depresión, y le impelerá a volver a escribir
sobre todo lo que le está sucediendo.
¡Por
fin una de Almodóvar que ha vuelto a gustarme mucho (nota: 7), con sus
más y sus menos, y han tenido que pasar más de diez años desde
"Volver"! Entre medias, en su vuelta a la gloria por lo que a mí
respecta, he tenido que sufrir algunos dolores cinéfilos, y eso que siempre ha
mantenido su exquisito gusto formal en sus maneras de hacer cine, pero las
historias me patinaban. En cualquier caso, le he sido fiel, pues seguí, a pesar
de los pesares, viendo sus películas.
Autorretrato
pictórico, que no fotográfico e hiperrealista, al estilo Almodóvar, con
bastante metacinematografía, especialmente hacia el final, y en concreto en su
final, con el que trata de hacer las paces, amén de consigo mismo, con todos
los que le han tocado alguna vez en su vida y así tratar de mitigar dolores que
le rondan. Por cierto, gloriosa interpretación de Banderas, de bandera me
pareció, sin olvidar al resto del elenco.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, para mayor gloria de sus autores, y que espero
nos atenúen eventuales padecimientos:
- "El tiempo no duerme los grandes
dolores, pero sí los adormece".
(George Sand).
- "Con las glorias se olvidan las
memorias". (Refrán).
- "La humildad allana inconvenientes,
vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos propósitos nos
conduce: de los enemigos hace amigos, templa la cólera de los airados y
menoscaba la arrogancia de los soberbios".
(Miguel de Cervantes).
- "Escribo solo para matar las tardes,
por no ponerme a deshacer las maletas, por no arrastrarme por las estaciones,
por no andar como el rey de los cobardes, mustio, con un ramito de violetas, en
el sepelio de las decepciones".
(Joaquín Sabina).
Besos
y abrazos,
Don.
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