jueves, 28 de marzo de 2019

Nada enjaulados gorgoritos matutinos

¡Buenos días!

Otra deliciosa mañanita de primavera, soleada, tibia, sin atisbo de nubes ni apenas viento, de esas que exaltan el ánimo, que nos hacen venirnos arriba, salir afuera a vivir la vida con plenitud, a respirar libertad y, ya puestos, a animarnos a gorjear desaforadamente como si no hubiera un mañana, sin miedo al ridículo.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Bel canto. La última función" ("Bel canto"), de Paul Weitz, y con Julianne Moore, Ken Watanabe, Sebastian Koch, Tenoch Huerta, Ryo Kase, y María Mercedes Coroy. De este director había visto tan sólo dos de sus anteriores films: la sobresaliente "Grandma" (2015) y la muy buena "Algo más que un jefe" ("In good company", 2004). La película está basada en la novela homónima de Ann Patchett, a su vez inspirada en un hecho real que ocurrió en Perú en 1996, cuando Fujimori era presidente, y que acabó en un baño de sangre al asaltar el ejército la embajada japonesa.

Una famosa soprano viaja a un país sudamericano, bajo dictadura militar, para dar un concierto privado de operísticas arias en la embajada de Japón al que, entre muchos otros diplomáticos extranjeros y políticos locales, acude un acaudalado industrial japonés, incondicional admirador de la diva, y al que el gobierno de la nación quiere convencer para que instale una factoría allí. Con la función ya comenzada entra un comando guerrillero con la idea de secuestrar al dictador y pedir a cambio la liberación de sus compañeros encarcelados. Pero este no acudió debido a que le surgió un imprevisto compromiso. Esto complicará la situación de los secuestradores y los secuestrados, y el encierro se alargará por varias semanas, meses incluso, en medio de infructuosas negociaciones, lo que obligará a todos los encerrados a tener que entenderse por encima de lenguas, condiciones sociales y opiniones políticas distintas.

Película bastante flojucha en general (nota: 3), a pesar de algunos breves momentos en que sí me gustó (también su banda sonora), y por lo que a mí respecta, un fiasco tras haber visto la sobresaliente anterior de su director. Le salió un gallo desgañitado. Torpe realización, situaciones argumentales inverosímiles, interpretaciones en su mayoría bastante deficientes, incluidos los pésimos playbacks de la normalmente estupenda actriz que es Julianne Moore. Buenas intenciones en lo que se pretendía contarnos pero su desarrollo argumental fue bastante ramplón y deslavazado. Historia más centrada en el día a día y la forzada convivencia, con rápido contagio del síndrome de Estocolmo, incluidos enamoramientos algo inverosímiles, entre rehenes y captores, y que propugna que pueden encontrarse puntos de entendimiento entre gentes distintas, rompiéndose sus iniciales barreras, más si la música, que amansa hasta las fieras, o el fútbol, que las enerva, andan por ahí.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, bien entonadas espero, y que tal vez saquen de nosotros nuestro mejor do de pecho:

 - "La política saca a flote lo peor del ser humano".  (Mario Vargas Llosa).

 - "Comprendemos a otra persona de la misma manera que nos comprendemos, o intentamos comprendernos, a nosotros mismos. Lo que no entendemos en nosotros tampoco lo entendemos en la otra persona".  (Carl Gustav Jung).

 - "Quien canta, su mal espanta".  (Refrán).

 - "El pájaro no canta porque es feliz, sino que es feliz porque canta".  (William James).

Besos y abrazos,

Don.
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