¡Buenos
días!
Eso
espero al final de este matutino, que tanto me valga para un roto como para un
descosido, como que me quede lo mejor acabado posible, sin la impostura de
hacerme pasar por quien no soy. Estas frescas y soleadas temperaturas (25ºC de
máxima prevista para hoy) parecen ir perfilando el otoño que se nos llegará,
por calendario astronómico, en algo menos de tres semanas, pero el clima real
será el que tenga que ser y nos valdrá que venga tanto de verano suave, como
primaveral o del mismo otoño al que se acerca sin titubeos ni dobleces, en su
infinita multiplicidad.
Antes
de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "En lugar del Sr. Stein"
("Un profil pour deux"), de Stéphane Robelin, y con Pierre Richard,
Yaniss Lespert, y Fanny Valette. Es el tercer largo de este director francés,
de quien había visto su anterior, "¿Y si vivimos todos juntos?" ("Et si on
vivait tous ensemble?", 2011).
Dos
jóvenes se conocen e inician una relación sentimental. Él, que quiere ser
escritor pero no tiene oficio ni beneficio, se instala a vivir con ella en casa
de la madre de esta, quien le propone, para que gane algo de dinero, que dé
clases de informática básica a su padre, y abuelo de su novia, un setentón
jubilado, cascarrabias y misántropo, y que no conoce al nuevo novio, para
tratar de que se anime y salga de su apesadumbrado aislamiento hogareño desde
que enviudó hace pocos meses. Enseguida y por casualidad descubre las web de
citas, se entusiasma con ellas y flirtea on line con jóvenes. Se acaba
enamorando de una treintañera, y viceversa, siente que vuelve a la vida de
nuevo, pero en su perfil pone la foto de su profesor. Ante la insistencia de la
joven para un encuentro vis a vis, convence al profesor para que acuda en su
lugar.
Una
buena película (nota: 6), que me agradó y con la que pasé un rato muy
entretenido y eché unas buenas risas, con algún momento espléndido y otros muy
pocos de situaciones algo manidas. Comedia de equívocos y enredos sobre una
especie de Cyrano de Bergerac del ligoteo virtual por internet que acaba bien,
sin amoríos intergeneracionales consumados, según los cánones bien pensantes,
no sé si políticamente correctos, o incorrectos, según se mire, en las tres
historias de amor en las que concluye. Habla en tono de comedia ligera, no sé
si de perfil o de refilón, de soledad en este mundo interconectado globalmente,
de mentiras o mentirijillas para ligar (pan para hoy y casi seguro hambre para
mañana), y algunas que otras cuestiones conexas.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que tal vez nos sirva para tratar de que no nos den
gato por liebre:
- "Seducimos valiéndonos de mentiras y
pretendemos ser amados por nosotros mismos". (Paul Géraldy).
- "Confianza es el sentimiento de poder
creer a una persona incluso cuando sabemos que mentiríamos en su
lugar". (Henry-Louis Mencken).
- "Antes de juzgar al prójimo, pongámosle
a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será
entonces nuestro juicio recto y caritativo". (San Francisco de Sales).
- "Aceptar nuestra vulnerabilidad en
lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la
realidad". (David Viscott).
Besos
y abrazos,
Don.
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