¡Buenos
días!
No
os creáis todo lo que os cuenten, pues... ¡cómo voy a despedirme si acabo de
daros la bienvenida! En cualquier caso, las historias que me cuentan los films
que veo me permiten percibir la realidad de otro modo, además haciéndomela más
llevadera y divertida gracias a su filtro de real ficción. Y ahora un cuento
sobre el tiempo, el que nos envuelve con sus meteoros: érase una vez un otoño que
no quería venir pues el verano no quería decirnos adiós, pero antes o después
no les quedará otra a ambos que reconciliarse y ocupar cada uno su lugar en
armonioso ciclo estacional. Colorín colorado, este cuento no se ha acabado, que
la vida, con sus ciclos, siempre sigue adelante.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Bye bye Germany"
("Es war einmal in Deutschland...") de Sam Garbarski, basada en las
novelas "Die Teilacher" y "Machloikes" de Michael Bergmann,
y con Moritz Bleibtreu y Antje Traue. De este director había visto uno de sus
anteriores films, la estupenda y muy recomendable "Irina Palm" (2007).
1946,
hace poco que ha terminado la II Guerra Mundial y en Frankfurt, en un campo
para refugiados supervivientes de campos de concentración, un judío, optimista
y chistoso, se une con otros seis amigos judíos, cada uno arrastrando su propio
trauma de la guerra, para montar un negocio de venta a domicilio de ropa de
hogar (sábanas, toallas, manteles, etc.), con el que obtener el suficiente
dinero que les permita pagarse el pasaje para emigrar a Estados Unidos. Sus
estratagemas de venta, más propias de pícaros charlatanes que de comerciantes
legales, casi dando gato por liebre, se aprovechan bien de la mala conciencia
de los alemanes por el holocausto judío, bien de su herido orgullo patrio.
Además, nuestro protagonista, deberá enfrentarse a una investigación del
ejército norteamericano para dirimir si colaboró con los nazis, en cuyo caso
sería encarcelado.
Una
buena película (nota: 6), con sus más y sus menos, este drama sobre los
judíos que por diversas razones al final se quedaron a vivir en Alemania tras
el holocausto, divertido pero que no hace reír, pues lleva soterrado el amargo
dolor de los supervivientes, aunque mirando siempre adelante con cierto grado
de esperanza. A la par que se nos narra la graciosa peripecia de los
protagonistas por salir adelante, estos van recordando sus pasadas tragedias
personales, especialmente el protagonista principal a causa del interrogatorio.
Al final se destila que es mejor reírse de las desgracias que llorar por ellas
para poder seguir viviendo sin lastres y que el arte de contar historias de
mentira sobre la realidad pasada ayuda a mejor sobrellevar los pesares.
Bueno,
dejo ya de contaros historias, así que antes de despedirme con mis consabidos
besos y abrazos, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena:
- "Tan tranquilas son las personas
honradas y tan activas las pícaras, que a menudo es necesario servirse de las
segundas". (Napoleón I).
- "La alegría es la piedra filosofal que
todo lo convierte en oro".
(Benjamín Franklin).
- "Si estás triste sonríe, porque más
vale una sonrisa triste que la tristeza de no verte sonreír". (Walt Disney).
- "Si no hubiese podido participar del
mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventarme mis propios mundos, me
habría muerto". (Ana María Matute).
- "Las despedidas siempre duelen, aun
cuando haga tiempo que se ansíen".
(Arthur Schnitzler).
Besos
y abrazos,
Don.
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