jueves, 11 de febrero de 2016

Vespertina ciudadanía puesta en tela de juicio

¡Buenas tardes!

Estos ejemplares y buenos matutinos, hoy otra vez vespertino, que me instruyen constantemente en las buenas maneras de razonar, jamás serán puestos en duda por mí aunque, paradójicamente, siempre desconfíe de la certeza de todo; la sempiterna duda razonable, en definitiva, que me conduce por el mundo, como al mismo Sócrates. Pues tras unas dubitativas y tímidas lluvias mañaneras, se nos ha seguido quedando una muy nubosa tarde, muy otoñal, temperaturas incluidas, que parece hacernos seguir cuestionando si realmente estamos en invierno, tal y como nos dice el calendario que debiéramos estar.

Ayer por la tarde estuve otra vez en el teatro viendo la obra "Sócrates: juicio y muerte de un ciudadano", escrita por Mario Gas y Alberto Iglesias, dirigida por Mario Gas, e interpretada por José María Pou, Carles Canut, Amparo Pamplona, Pep Molina, Alberto Iglesias, Ramón Pujol, y Guillem Motos.

En el año 399 a.C., cuando tenía 70 años, un jurado popular ateniense condenó a Sócrates a la muerte por cicuta, y aunque su discípulo Platón, y otros amigos, intentaron liberarlo, él mismo se negó y, por honesta coherencia con sus ideales democráticos, decidió cumplir con la sentencia que se le había impuesto. Fue acusado de despreciar a los dioses oficiales y de corromper la moral de la juventud. Falsas acusaciones, que en realidad se granjeó enemigos entre los poderosos, a los que continuamente ponía en evidencia gracias a sus acerados razonamientos y a su facilidad de oratoria.

Espléndida obra de teatro (nota: 8), centrada en el juicio de este pensador, uno de los más importantes filósofos de todos los tiempos y lugares, básicamente porque nos induce a reflexionar sobre la democracia, la de entonces y la de ahora, la de siempre. Reflexión socio-política, muy actual y necesaria, a través de los argumentos racionales y morales de este filósofo, austero, honesto e insobornable, que todo lo ponía en duda como medio para hacernos mejores, en un continuo proceso de revisión de nuestras presuntas certezas, cosa que a muchos incomoda y desestabiliza (por ignorancia del verdadero saber). Dicen que este ejemplar demócrata fue la primera víctima de la democracia (una especie de Cristo crucificado), que ayudó a construir pero a la que denunció por sus corrupciones. Por todo lo anterior, de imprescindible visionado (y escuchado). Os la recomiendo.

Y como no podía ser menos, la sección de sabiduría ajena hoy es un pleno de citas socráticas, para ayudar a mantenernos en la sempiterna y muy necesaria duda, por incómodo que pudiera parecer:

 - "Sólo sé que no sé nada; y esto cabalmente me distingue de los demás filósofos, que creen saberlo todo".  (Sócrates).

 - "Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia".  (Sócrates).

 - "Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta".  (Sócrates).

 - "Alcanzarás buena reputación esforzándote en ser lo que quieres parecer".  (Sócrates).

 - "Cuatro características corresponden al juez: escuchar de manera cortés, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente".  (Sócrates).

 - "La multitud, cuando ejerce su autoridad, es más cruel que los tiranos de Oriente".  (Sócrates).

 - "El temor a la muerte, señores, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo la teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males".  (Sócrates).

 - "Soy un ciudadano, no de Atenas o Grecia, sino del mundo".  (Sócrates).

Besos y abrazos,

Don.
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