¡Buenos días!
En esta radiantemente
soleada mañana de suavísimo invierno no hay forma de escapar del escrutador
punto de mira del divino sol que todo lo ilumina por doquier. Máxima prevista
para hoy en los madriles de 15ºC, con unas deliciosas sensaciones térmicas, ya
más primaverales que invernales, y no sólo por mi parte, incluso en mis partes,
que fauna y flora parecen estar en la misma onda que yo (he visto árboles
florecer a destiempo).
Este fin de semana estuve en
el cine viendo "Spotlight", de Tom McCarthy, y
con Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John
Slattery, Stanley Tucci, y Billy Crudup. Es el quinto largo de este
sobresaliente director, que también es guionista y actor, de quien había visto
sus tres primeros films, excelentísimas y recomendabilísimas películas: "Win win, ganamos todos" ("Win win", 2011),
la sublime y exquisita "The visitor" (2008), y "Vías cruzadas" ("The station agent", 2003).
No he visto su cuarta y anterior, "Con la magia en los zapatos"
("The cobbler", 2014).
Durante más de un año, un
equipo de periodistas de investigación del diario "Boston Globe",
conocido como "Spotlight", estuvo investigando los abusos a menores
por parte de ciertos curas católicos de la zona, y en 2002 sacaron a la luz su
informe, que conmocionó a la ciudad y al resto del mundo porque los implicados
en tan escabrosos hechos eran muchos más de los imaginados y además las
instituciones eclesiásticas y sus jerarcas ocultaron sistemáticamente los
hechos desde siempre, encubriendo a los delincuentes para que eludiesen la
justicia.
Otra espléndida película (nota:
8) de este magistral director, un thriller sobre aquellas rigurosísimas
pesquisas periodísticas, narrado de un modo impecable (que ni Dios condenaría),
contundente pero sin sensacionalismos, exponiendo concisamente los hechos, con
mucho ritmo. De esas que enganchan de principio a fin. No va de religión, ni de
curas, ni de iglesia, sino de periodismo bien hecho y ética profesional, de
actores (en el sentido jurídico) y de ocultos (bajo la alfombra) delincuentes,
y de encubridores, investigados por unos concienciados, concienzudos y
autocríticos reporteros (mucho debería aprender la Iglesia de ellos) luchando a
contracorriente de la mayoría que miraba para otro lado ante tales
aberraciones.
Hace pocos meses vi otro
film sobre el tema, de enfoque totalmente distinto, pero igual de estupendo,
"El club" de Pablo Larraín. Tema que me jode (a mí, y
por detrás), pues son delitos cometidos por supuestos "santos",
encubiertos por una institución que debería hacer tal limpieza (y no sólo en estos
temas) que al principio sus abiertas cloacas olerían tan mal que a su lado mis
queridos pedos serían aroma floral. Y pronto, si no quieren perder más
"clientela", como yo mismo en su día, que ya en mi preadolescencia
busqué otros mercados, pues aunque no abusaron de mí físicamente, sí que lo
hicieron intelectualmente, queriéndome hacer comulgar con ruedas de molino con
nefasta pedagogía.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que seguro nos ayuda a dar luz y enfocar los problemas desde otro punto
de vista:
- "Bienaventurado el que, dejando aparte
su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para
hacerlas". (San Juan de la Cruz).
- "La virtud no teme a la luz, antes
desea venir siempre a ella; por es hija de ella, y criada para resplandecer y ser
vista". (Fray Luis de León).
- "Largo y arduo es el camino que conduce
del infierno a la luz". (John
Milton).
- "El tiempo saca a luz todo lo que está
oculto, y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande
esplendor". (Horacio).
Besos y abrazos,
Don.
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