¡Buenos días!
Mis queridos matutinos, nada
enfrentados entre sí, más bien se quieren mucho entre ellos, cual si fueran
buenos hermanos, que lo son, paridos todos por mis desbocadas neuronas. Yo
tampoco los encaro, que cada cual tiene su propia condición, los dejo volar a
su libre albedrío, como asimismo hacen las cada vez más grises nubes que esta
misma mañana ya barruntan lluvia vespertina, con suaves temperaturas (máxima
prevista de 11ºC), cual si estuviéramos de otoño en este invierno descafeinado,
indefinido en su condición, sea cual sea, en una perfecta simbiosis de iguales
aunque distintos, y ambos con desvaídos límites.
Este fin de semana estuve en
el cine viendo una bellísima película que os recomiendo encarecidamente: "Carol",
de Todd Haynes, y con Cate Blanchett, Rooney Mara, Kyle Chandler, y Sarah
Paulson. Basado en una novela con retazos autobiográficos de Patricia
Highsmith, es el sexto largo de este director, de quien anteriormente había
visto su cuarto, el también exquisito y recomendabilísimo "Lejos del cielo" ("Far from heaven", 2002).
Nueva York, en el comienzo
de la década de 1950. Una joven dependienta de unos grandes almacenes,
aficionada a la fotografía y que no sabe muy bien qué hacer con su vida, conoce
un día a una rica, elegante y sofisticada mujer (Carol), infeliz en su
matrimonio y que está en trance de divorcio, que pasa por allí para comprar el
regalo de navidad de su hijita. Atracción instantánea de ambas, a la que
seguirá la primera cita, y luego una íntima amistad, que devendrá en profundo e
intenso enamoramiento mutuo.
Excelente película (nota:
9) este sublime melodrama romántico, cuajado de sutileza, con
influencias de los de Douglas Sirk, de cuidadísima fotografía, bellísima, como
siempre en este director, también con deliciosa banda sonora, y sobresalientes
actuaciones de las dos actrices principales, especialmente para mí de Rooney
Mara, una delicia por la que bebo los vientos. Si no le pongo un diez es porque
tardó algo en emocionarme, pero cuando me enganchó ya no me soltó.
Historia de un amor como
otro cualquiera, pero con las dificultades añadidas de ser lésbico y en una
intransigente y opresiva sociedad llena de convencionalismos, lo que lo hace
ilícito, prohibido, clandestino. Narrada desde el punto de vista de la más
joven, que está empezando a tomar conciencia de su auténtica sexualidad, con
cierta introspección, nos retrata este amor insospechado, imprevisto, entre dos
mujeres de distinta condición social y edad.
Ahora, en la sección de
sabiduría ajena, no va a haber citas, ni amorosas ni extractos del pensamiento
de otros, que aquí me viene como anillo al dedo la famosísima canción de Mecano,
de 1986, "Mujer contra mujer" (si queréis oírla, pinchad en el
hipervínculo):
"Nada tienen de
especial
dos mujeres que se dan la
mano
el matiz viene después
cuando lo hacen por debajo
del mantel
Luego a solas,
sin nada que perder
tras las manos
va el resto de la piel
Un amor por ocultar,
aunque en cueros no hay
donde esconderlo
lo disfrazan de amistad
cuando sale a pasear por la
ciudad
Una opina que aquello no
está bien
la otra opina que qué se le
va a hacer?
Y lo que opinen los demás
está de más
Quien detiene palomas al
vuelo
volando a ras del suelo?,
mujer contra mujer
No estoy yo por la labor
de tirarles la primera
piedra,
si equivoco la ocasión
y las hallo labio a labio en
el salón.
Ni siquiera me atrevería a
toser,
si no gusto,
ya sé lo que hay que hacer
Y con mis piedras hacen
ellas su pared
Quien detiene palomas al
vuelo,
volando a ras del suelo?,
mujer contra mujer
Una opina que aquello no
está bien
la otra opina que qué se le
va a hacer?
Y lo que opinen los demás
está de más
Quien detiene palomas al
vuelo,
volando a ras del suelo?,
mujer contra mujer
Quien detiene palomas al
vuelo,
volando a ras del suelo?,
mujer contra
mujer". (José María Cano).
Besos y abrazos,
Don.
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