¡Buenos días!
No es que haya estado toda
una jornada currándome este matutino, en los que desde luego trato de poner
toda mi pasión, ni tampoco es que haya visto rayo de sol alguno hasta ahora
desde este fin de semana muy nuboso y lluvioso, pero los habrá en esta mañana
muy otoñal en pleno invierno, con máxima prevista de 10ºC, pues se espera que
se abran claros ya antes del mediodía. Así que difícil cualquier sofocón o
insolación, que todavía queda lejos el verano, pero con estos pocos rayitos que
se van colando entre las nubes ya vamos sintiendo de nuevo unas inmensas ganas
de disfrutar buenamente y sin cortapisas de todo lo que nos rodea.
Este fin de semana estuve en
el teatro viendo "Insolación", adaptación de
Pedro Villora de la novela homónima (1889) de Emilia Pardo Bazán, dirigida por
Luis Luque, e interpretada por María Adánez, José Manuel Poga, Pepa Rus, y
Chema León. Hace treinta años había visto otra adaptación de una novela de esta
escritora adelantada a su tiempo. Se trató de "Los pazos de Ulloa", a
través de la excelente serie televisiva emitida en 1985 y que vi por entonces.
Durante un tórrido verano en
el Madrid de finales del s.XIX, una mujer de la nobleza, de intachable
reputación y madre de una hija, viuda desde hace dos años, conoce a un apuesto
joven de verbo seductor y maneras donjuanescas, algo calavera, que intenta
conquistarla a toda costa, pero ella, aunque intenta alejarse de él a pesar de
sus más íntimos deseos, por eso de las habladurías, acabará enamorándose (y
viceversa) y dejándose arrastrar a una aventura amorosa, sin importarle ya el
que dirán.
Muy buena obra de teatro (nota:
7) esta comedia, adaptación de la novela con tintes autobiográficos,
que escandalizó en su día a la encorsetada sociedad de la época por su manera
desprejuiciada de describir el deseo de una mujer hacia un hombre, sociedad que
medía con distinto rasero iguales comportamientos según el sexo de que se
tratase. Se denuncia la triste situación de las mujeres de esa época,
ninguneadas, educadas para ser un mero adorno social, un simple apéndice de sus
hombres (padres o maridos); también se critica el decir de boquilla de vacuos
galanes cortejando mujeres o el de presuntos liberales que luego pensaban, o
decían por detrás, lo contrario... la hipocresía de toda la vida, vamos.
Además, el título hace
referencia a como el clima afecta a nuestro comportamiento, como ese sol
desmedido que desata pasiones, sobredosis solar como paralelismo de los sofocos
amorosos causados por un ardoroso pretendiente cuyos persistentes requiebros
logran traspasar la gris capa nubosa de una aburrida mujer, presa de los
convencionalismos sociales, y le terminan por dar la vida, la alegría de vivir.
Ahora algo de sabiduría
ajena, espero que buen bálsamo que sane nuestros sofocos y quemaduras vitales:
- "La educación de la mujer no puede
llamarse tal educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la
pasividad y la sumisión". (Emilia
Pardo Bazán).
- "Le aconsejaría que mirase más a la
fama que a la hacienda; porque la buena mujer no alcanza la buena fama
solamente con ser buena, sino con parecerlo; que mucho más dañan a las honras
de las mujeres las desenvolturas y libertades públicas que las maldades
secretas". (Miguel de Cervantes).
- "Salga el sol por Antequera, y póngase
por donde quiera". (Refrán).
- "El amor consuela como el resplandor
del sol después de la lluvia".
(William Shakespeare).
- "Amar y ser amado es sentir el sol por
ambos lados". (David Viscott).
Besos y abrazos,
Don.
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