lunes, 18 de enero de 2016

Deseado padre matutino

¡Buenos días!

Me hubiera gustado ser el padre de alguien, pero al menos lo soy de estos matutinos, por los que velo, y a los que cuido con esmero, y viceversa, como debe ser, no importa lo que ocurra allende nosotros mismos. Hoy subirá algo la temperatura (máxima prevista de 10ºC) gracias al solecito que todavía hace, lo que es de agradecer, y espero y deseo que aporte mayor calidez ambiente a nuestras relaciones paterno-filiales, y en general.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "El hijo de Saúl" ("Saul fia"), de László Nemes, y con Géza Röhrig, Levente Molnár, y Urs Rechn. Es el debut en el largo de este director húngaro. Es uno de los cinco films candidatos al Óscar a mejor de habla no inglesa de este año.

Año 1944 en Auschwitz. Saúl es un prisionero de ese campo de concentración que trabaja limpiando las cámaras de gas. Su infernal día a día da un vuelco cuando entre los cadáveres que debe retirar cree reconocer al que podría ser su hijo... tal vez sea así o quizá una invención de su torturada mente. Abandonando desde ese momento toda idea de supervivencia personal, y a los camaradas con los que estaba preparando un plan de fuga, sustrae ese cadáver que iba a ir al crematorio, lo esconde, y trata de enterrarlo dignamente y encontrar un rabino que le dé un adecuado funeral. Ese es ya el único objetivo en su vida... ¿vida?, no, pues desde hace tiempo es un cadáver andante.

Una muy buena película (nota: 7) este duro drama, con un enfoque absolutamente distinto sobre el tema del exterminio nazi, puro terror fuera de campo, a base de primerísimos planos de difuminado fondo, centrado exclusivamente en la peripecia personal del ensimismado protagonista durante un par de días, como dando a entender que lo demás era irrelevante para él, ya convertido en un horripilado zombie que nada siente salvo la obligación moral que se autoimpone. Intensísima historia, claustrofóbica sensación como de túnel sin luz al final. Inane acción de un hombre absolutamente aturdido y anonadado por su situación, y de bloqueado instinto de supervivencia para salvar un cadáver, en lugar de a él mismo o a sus compañeros de penurias, todavía vivos, pero que él no lo ve así, sino como su única reconciliación con el mundo y consigo mismo.

Bueno, ahora algo de sabiduría ajena, que es lo que toca hacer y al final siempre me pongo de obligado menester:

 - "La integridad no está sujeta a reglas".  (Albert Camus).

 - "Un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre".  (Mario Puzo).

 - "Lo que no podemos alcanzar, bástenos haberlo deseado".  (Plinio El Joven).

 - "Esperemos lo que deseamos, pero soportemos lo que acontezca".  (Cicerón).

 - "La muerte no es un mal, puesto que libera al hombre de todos los males, y junto con los bienes le quita los deseos".  (Giacomo Leopardi).

Besos y abrazos,

Don.
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