¡Buenos días!
Otro día primaveral en pleno
invierno, confundiendo los entusiastas ardores juveniles con la mortecina
serenidad de lo caduco, todo junto y a la vez, arrobadora ilusión vital y
calmada experiencia ya casi de vuelta de todo. Máxima prevista para hoy de 15ºC
con sol a raudales que discurre a toda velocidad, por su rápido paso del alba
al ocaso y por su frescura de pensamiento.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "La juventud"
("Youth"), de Paolo Sorrentino, y con Michael Caine, Harvey Keitel,
Rachel Weisz (tan guapísima como siempre), Paul Dano, Jane Fonda, Ed Stoppard,
y Madalina Diana Ghenea (un pibón). De este director italiano había visto
cuatro de sus anteriores films: "La gran belleza" ("La grande bellezza",
2013), "Un lugar donde quedarse" ("This must be the
place", 2011), "Il Divo" (2008), y "Las consecuencias del amor" ("Le conseguenze
dell'amore", 2004).
Dos octogenarios, amigos
desde la infancia y afamados artistas, disfrutan de unas vacaciones en un
balneario de lujo en los Alpes suizos al que suelen acudir. Uno es compositor y
director de orquesta retirado, está junto a su hija y, sumido en una gran
apatía, no tiene la más mínima intención de volver a retomar su carrera por
mucho que le insistan; el otro, director y guionista de cine, aún en activo,
está afrontando con gran ilusión su último proyecto, el que será su testamento
cinematográfico, junto con unos jóvenes guionistas.
Una película deficiente (nota:
4) a pesar de algunos sobresalientes elementos, de gran belleza
formal y bonito envoltorio, pero dispersa y con claros desequilibrios entre
forma y fondo, que sólo brillaba a veces en algunos ingeniosos diálogos y
reflexiones con mucha socarronería. El resto, plenos de vacua ostentación.
Historia de dos ancianos, el uno apático y desinteresado, y el otro vitalista y
todavía embarcado en proyectos, que bromean con sus achaques, básicamente de
próstata, hablan de su pasado, miran estupefactos a la juventud, entre la
complacencia y la nostálgica admiración de lo que ya pasó, y no prestan demasiada
atención al futuro.
Ahora algo de sabiduría
ajena que nos ayude a afrontar lo que esté por venir gracias a lo que otros ya
cavilaron antes:
- "La juventud es una enfermedad que se
cura con los años". (George Bernard
Shaw).
- "De mis disparates de juventud lo que
más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a
cometerlos". (Pierre Benoit).
- "A menudo se echa en cara a la juventud
el creer que el mundo comienza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a
menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?". (Friedrich Hebbel).
- "El entusiasmo es el pan diario de la
juventud. El escepticismo, el vino diario de la vejez". (Pearl S. Buck).
- "Es una desgracia que haya un intervalo
tan pequeño entre el tiempo en que somos demasiado jóvenes y el tiempo en que
somos demasiado viejos".
(Montesquieu).
Besos y abrazos,
Don.
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