¡Buenos días!
Y yo les escucho, y
viceversa. Conversamos cada mañana de lo que nos place. Y tan a gusto que nos
quedamos. Y ya no digo más, que hoy espero ser breve en el parloteo... Bueno,
un poquito más, que estos últimos días de primavera de calendario nos dicen que
caminan sin detenerse para, sin palabras, pasar el testigo al verano inminente,
que desde ayer no van a parar de subir las temperaturas hasta rondar los treinta
grados en su encuentro en el domingo solsticial. De momento, la máxima prevista
para hoy en los madriles es de 24ºC, ya con sol y sin chaparrones.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Hablar", de Joaquín Oristrell, y
con un montón de actores y actrices, que es un film muy coral. De este
director, y sobre todo guionista, había visto dos de sus anteriores películas
como director: "Va a ser que nadie es perfecto" (2006), y la estupenda
y divertidísima "Inconscientes" (2004). Y la mayoría en las que
participó como guionista o coguionista.
Cámara en mano, durante 75
minutos sin cortes, de un tirón, siguiendo el trayecto de unos cientos de
metros que hay entre la boca de metro de Lavapiés, en Madrid, y una sala de
teatro cercana, en una calurosa noche de agosto se van entrecruzando un buen
puñado de historias de personajes que por allí van pasando, cada uno
sobrellevando sus propias y particulares crisis, sean económicas,
existenciales, sentimentales... hablando, discutiendo, gritando, enfadándose,
susurrándose... o declamando como actores de la vida.
Una buena película en
general (nota: 6), sorprendente, con momentos e historias
que me encantaron y otros que no me encajaron y desconcertaron, pero
espléndidamente coreografiada, muy virtuosa técnica y artísticamente. Historias
más o menos improvisadas sobre un armazón muy bien tramado en esta especie de
experimento a pie de calle, tomando el pulso de nuestro tiempo, una especie de
callejera obra de teatro interactiva a base de multitud de piezas cortas
entrelazadas, con un final metalingüístico, metateatral.
Bueno, dejo ya casi mi
verborrea, que hable ahora la sabiduría ajena:
- "Hablar, poquito; y mear,
clarito". (Refrán).
- "De las palabras, no el sonido, sino el
sentido". (Refrán).
- "Las palabras son una medicina para el
alma que sufre". (Esquilo).
- "De no hablar sino cuando fuere
preciso, raramente despegaríamos los labios". (Epicteto).
- "Las palabras que no van seguidas de
los hechos no valen para nada".
(Demóstenes).
- "Toda conversación tiene un momento
favorable en que poder terminarla; no lo desperdicies. Las últimas palabras son
de efectos más duraderos que las primeras, por lo que deben ser particularmente
bien ponderadas". (José Ortega y
Gasset).
Besos y abrazos,
Don.
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