¡Buenos días!
Ya sabéis que en estos
matutinos me encuentro perfectamente gracias a su consustancial dulzura para
conmigo. Idílico, bucólico entorno en el que me sumerjo casi oníricamente cada
mañana antes de volver a despertar para iniciar las rutinas cotidianas. Incluso
agradezco este leve bajón térmico (máxima prevista para hoy de 13ºC) pues los
suaves calores de pasados días, anticipo de la inminente primavera de
calendario, ya empezaban a sobrecargar mis resistencias térmicas, todavía
acondicionadas para el invierno.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "El país de las maravillas"
("Le meraviglie"), de Alice Rohrwacher, y con Maria Alexandra Lungu,
Sam Louwyck, Alba Rohrwacher, Sabine Timoteo, y Monica Bellucci. Es el segundo
largo, y primero suyo que veo, de esta directora germano-italiana.
Se acaba el verano en un
remoto pueblo de la Umbría italiana. Una adolescente vive con sus padres, su
tía, y sus tres hermanas pequeñas en una destartalada y apartada granja,
bastante autosuficiente, cuya principal actividad es la producción de miel.
Viven casi aislados de la sociedad, pues su padre, un tipo demasiado estricto y
malhumorado, prefiere que estén en contacto directo con la naturaleza. Sin
embargo, la unión familiar se tambaleará (o eso cree su padre); tanto por la
llegada de un adolescente problemático, más bien autista, al que acogen pues
necesitan el dinero que por ello recibirán de los servicios sociales; como por
un programa de televisión de lo más kitch, un concurso entre tradicionales
familias rurales, que anda reclutando participantes por la comarca, pues
nuestra protagonista desea participar a pesar de la tozuda negativa de su
padre.
Una película (nota:
4) que, a pesar de algunos momentos puntuales de interés, no me
dijo gran cosa buena parte de su metraje. Especie de fábula sobre una vida
rural que va desapareciendo, paraíso perdido, en este caso apicultores
ecológicos de reminiscencias hippies, sobre el paso de la niñez a la madurez de
nuestra adolescente protagonista mientras cuestiona con timidez la autoridad
paterna, y sobre el amor familiar de esta extraña familia. También sobre los
absurdos contrates entre la sencilla e "idílica" vida en el campo,
camello incluido (me refiero al animal de dos jorobas), y la más extraña fauna
circense de "marcianos" televisivos.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que espero os maraville, y endulce tanto la vida como a mí:
- "Sabio es aquel que constantemente se
maravilla de nuevo". (André Gide).
- "Como miel fue la venida, amarga
después la vida". (Refrán).
- "Una gota de miel caza más moscas que
un galón de hiel". (Abraham
Lincoln).
- "Lo maravilloso de la infancia es que
cualquier cosa es en ella una maravilla".
(Gilbert K. Chesterton).
Besos y abrazos,
Don.
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