lunes, 14 de abril de 2014

Condena matutina en firme

¡Buenos días!

Bendita sentencia la que me autoimpongo cada mañana cuando les doy a luz y los publico definitivamente a través de los bits informáticos. Y encerrada tengo a la primavera dentro de mi ser, tan henchido de ella que rezuma por cada poro de mi piel, disfrutando hedónicamente de estos maravillosos días. Como siempre, carpe diem.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "9 meses... de condena" ("9 mois ferme"), de Albert Dupontel, y con Sandrine Kiberlain y él mismo. Es el primer largo como director que veo de este también guionista y actor, de quien sí he visto algunas películas más en las que actuaba para otros directores.

Una estricta y severísima jueza, todo un hueso de mujer, una recién cuarentona cuya carrera profesional es su único objetivo, misántropa que odia a los hombres y ser madre, descubre de repente y con sorpresa que está embarazada de seis meses. No tiene ni idea de cómo ha podido ser, para lo que tira de sus recursos investigadores como brillante magistrada para tratar de averiguar quién se la tiró. A duras penas hace memoria de que durante la fiesta de fin de año en el palacio de justicia, para evitar que la siguieran dando la tabarra por siesa, accedió a tomar una copa con el resto de los compañeros. Una copa llevó a otras y totalmente borracha no recuerda nada más ... pero unas pruebas genéticas y unos videos de la policía le llevan a que el padre es un peligrosísimo criminal, en busca y captura, que descuartizó a su última víctima.

Una comedia con la que no me reí demasiado debido a su sobredosis de humor negro emborrachado de gore, bastante excéntrico, por momentos un delirio de casquería. Sin embargo tuvo algunos otros sueltos muy divertidos, es de justicia reconocerlo. En definitiva, muy irregular, esta visión crítica de la justicia (y de los juicios mediáticos paralelos), pues la extravagante comedia romántica que contiene y el hiperbólico desparrame visceral no me cuadraron.

Ahora os doy vía libre a que salgáis de estos matutinos por la puerta de la sabiduría ajena:

 - "Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia".  (Bertolt Brecht).

 - "El juez honesto condena las cosas reprobables, pero no odia".  (Séneca).

 - "La gente termina siempre por condenar a los que acusa".  (Honoré de Balzac).

 - "El que justifica al impío y el que condena al justo, ambos son abominables delante de Dios".  (Salomón).

 - "La verdad es una antorcha que luce entre la niebla, sin disiparla".  (Helvetius).

 - "Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse".  (San Juan Bosco).

Besos y abrazos,

Don.
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