lunes, 22 de marzo de 2010

La propia bondad matutina

¡Buenos días!

El infinito bienestar que me procura esta esplendorosa ribera del Arlanzón, tan solo con su bondadosa presencia, hace que la sienta como propia, como parte de mí (¿o viceversa?). Esto de la bondad, del amor, es lo que tiene, que cuanto más das de ti más tienes, una aparente paradoja, pero es que sueles recibir con creces lo que das, y si todos tuviéramos conciencia de esto, y no fuéramos tan cicateros emocionalmente, mejor nos iría. Hoy, ya de recién estrenada primavera de calendario, tenemos una mañana de agradable frescor, con nubes y claros, nubes que van evaporándose a medida que el sol escala hacia el mediodía, cuyos rayos nos inyectan de físico y anímico bienestar.

Este fin de semana estuve viendo en el cine "El mal ajeno", de Óskar Santos, y con Eduardo Noriega, Belén Rueda, Angie Cepeda y Cristina Plazas, entre otros. Un médico de urgencias y de la unidad de cuidados paliativos, está inmunizado ante el dolor de los demás, el de sus pacientes terminales, a quienes intenta aliviar técnicamente. Es una natural defensa emocional que le permite seguir adelante con su trabajo. Como consecuencia, esa fría actitud profesional, especie de anestesia emocional, la ha extendido también a su ámbito familiar, hacia el que apenas muestra el más mínimo interés. Todo cambiará a partir de un extraño encuentro.

Esta muy buena película, un drama de realismo fantástico, que reflexiona sobre varias cuestiones, como el dolor físico y emocional y sus interrelaciones, como lo de que curar no es solo paliar el mal sin más, sino que hay que aportar afecto también, que juega un importante papel en la curación, como recientes investigaciones demuestran. También sobre el que cuando nos volcamos en cuidar a los demás muchas veces descuidamos nuestro entorno más próximo (por ejemplo, muchos médicos no suelen atender como pacientes a sus propios familiares, porque pueden perder la objetividad del diagnóstico) y hasta donde somos capaces de sacrificarnos por los demás renunciando a nuestro propio interés. Según he leído, el director dice que este film nos lanza la siguiente pregunta: "¿se puede vivir sin que nada nos importe?".

Ahora, algo de sabiduría ajena, bondadoso regalo intelectual que nos brindan otros, que tal vez nos cure de algún mal que otro:

- "Todos tenemos fuerzas suficientes para soportar los males ajenos". (François de la Rochefoucauld).

- "Harto es bueno castigarse en mal ajeno". (refrán).

- "Malo es esperar salud en muerte ajena". (refrán).

- "El que se queja, sus males aleja". (refrán).

- "Quien el mal ataja, a otro hace ventaja". (refrán).

- "Lo propio pierde quien lo ajeno busca". (Gabriel Álvarez de Toledo).

- "Sólo quien puede cuidar lo ajeno puede poseer lo propio". (Georges I. Gurdjieff).

- "Cada cual tiene sus penas; todos están condenados igualmente a gemir: el compasivo por los sufrimientos ajenos, el egoísta por los propios". (Thomas Gray).

- "Gozarse en el mal ajeno no es de hombre bueno". (refrán).

- "No hagáis el mal a nadie, ya sea perjudicándole o ya omitiendo el hacer el bien a que os obliga el deber". (Benjamín Franklin).

- "La alegría es el ingrediente principal en el compuesto de la salud". (A. Murphy).

- "El hombre más feliz es aquél que sabe reconocer el mérito de los demás, y que se alegra del bien ajeno como si fuera el propio". (Goethe).

- "La muerte solo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida". (André Malraux).

Besos y abrazos,

Don.
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