¡Buenos días!
Es tal el amor que le tengo al otoño, y él lo sabe casi desde siempre, que ayer decidió volver con nosotros con arrobadora pasión, aunque haya sido por un día, habiéndonos entregado la sangre de su sangre, la lluvia, que ayer cayó por los madriles. Hoy sigue por aquí, ya sin arroparnos con su oscura capa de nubes mientras se queda, antes de irse por calendario en el próximo solsticio, por unos días más, a tenor de las previsiones, que también anuncian que hoy la máxima será de unos acordes 12ºC por los madriles. Y eones de tiempo parece que llevo de amorosa relación con estos matutinos, que comenzó en las postrimerías del pasado siglo, casi una eternidad.
Este pasado fin de semana estuve en el cine viendo "Drácula" ("Dracula: A love tale", 2025), de Luc Besson, basada en la novela homónima (1897) de Bram Stoker, y con Caleb Landry Jones, Christoph Waltz, Zoë Bleu, Matilda de Angelis, Ewens Abid, David Shields, y Guillaume de Tonquedec. De este director francés tan solo había visto cuatro de sus anteriores películas, "Dogman" (2023), "Lucy" (2014), "El quinto elemento" ("The fifth element", 1997), y "El profesional" ("Léon", 1994).
A finales del siglo XV, el príncipe Vlad II, conocido como Conde Drácula, tras perder trágicamente al amor de su vida, renuncia a Dios y es maldecido a vivir eternamente y alimentarse de sangre, principalmente humana. Vaga, más muerto que vivo, a lo largo de los siglos, tratando de reencontrarse con la reencarnación de ella. Un día, cuatrocientos años después, recibe noticias de que su búsqueda podría haber tenido éxito, pues una joven prometida que vive en París es igual que ella, así que parte anhelante a su encuentro.
Película un tanto ramploncilla (nota: 4) que no me acabó de convencer ni apenas me dijo nada, no me gustó el modo de contarme este cuento, como sí me sucedió con la versión de Francis Ford Coppola, "Drácula de Bram Stoker" ("Bram Stoker's Dracula", 1992), que me fascinó en su día cuando la vi. Trata de ser original en su modo de narrarnos esta historia, al estilo Besson, pero más me pareció un remedo de la de Coppola, así como un pastiche de otras referencias cinematográficas más, o literarias, como por ejemplo de "El perfume. Historia de un asesino" ("Perfume. The story of a murderer", "Das parfum. Die geschichte eines mörders", 2006) de Tom Tykwer, basado en la novela homónima (1985) de Patrick Süskind. Tiene buena factura técnica y es moderadamente entretenida, pero apenas disfruté viéndola.
Bueno, no me eternizo más, así que ahí os dejo estas citas de sabiduría ajena, para que les deis un buen mordisco y extraigáis de ellas todo el jugo posible:
- "Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se posee eternamente más que lo que se ha perdido". (Henrik Ibsen).
- "¿Qué le importa la condena eterna a quien ha encontrado por un segundo lo infinito del goce?". (Charles Baudelaire).
- "¿Qué es la vida eterna sino aceptar el instante que viene y el instante que se va?". (Cesare Pavese).
- "Para siempre está compuesto de ahoras". (Emily Dickinson).
Tu eternidad es ahora,
Porque luego
no habrá tiempo para nada". (Luis Cernuda).
Besos y abrazos,
Don.
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