¡Buenos días!
Es de justicia reconocerle a estos últimos días de verano que han suavizado su opresiva soga térmica sobre nosotros, que nuestro encierro a causa de tanta calorina parece haber terminado, pues las temperaturas bajaron y son bastante llevaderas, por ejemplo con los 32ºC de máxima prevista para hoy por los madriles, así que parece que ya no nadaremos en sudor mientras dormimos, ni urge desterrarse... pero no nos confiemos, no vaya a ser que venga de nuevo, vengándose de nosotros por olvidarlo, la canícula más desaforada.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El Conde de Montecristo" ("Le Comte de Monte-Cristo",2024), de Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière, basada en la famosísima novela homónima (1846) de Alejandro Dumas, y con Pierre Niney, Bastien Bouillon, Anaïs Demoustier, Anamaria Vartolomei, Laurent Lafitte, Pierfrancesco Favino, Patrick Mille, Vassili Schneider, y Julien de Saint Jean. Tercera película conjunta de este par de directores franceses, tras "Lo mejor está por llegar" ("Le meilleur reste à venir", 2019) y "El nombre" ("Le prénom", 2012).
Todos los sueños del joven Edmundo Dantés están a punto de cumplirse, pues acaban de ascenderle a capitán de navío mercante y se casará con su amada Mercedes, hija de la más rica familia marsellesa. Pero su éxito despierta envidias desde varios frentes, pues un compañero de barco contrariado por su ascenso, y el primo de la joven, enamorado secretamente de ella, le denuncian con pruebas falsas, con la connivencia de un advenedizo funcionario. Sin juicio, es enviado a pudrirse a una prisión enclavada en un islote perdido, sin la más mínima esperanza de poder escapar. Tras varios años allí conoce a otro preso en la celda de al lado, quien le enseña toda clase de conocimientos y, antes de morir, le revela la ubicación de un gran tesoro en la isla de Montecristo, cerca de la costa italiana. Consigue escapar del penal y, gracias a esta extraordinaria fortuna, asume una nueva identidad, el misterioso Conde de Montecristo, y urdirá un elaboradísimo plan para vengarse uno a uno de los que le traicionaron, ahora gente muy rica y poderosa.
Buena película (nota: 6), de espléndida factura, y muy entretenida, gracias a lo cual pasan volando sus tres horas de metraje, entre aventuras de todo tipo (amorosas incluidas) y vengativas maquinaciones al estilo atraco perfecto... pero las interacciones causadas por la venganza del protagonista van generando efectos colaterales no deseados que van complicando la culminación de sus funestos deseos.
Bueno, con perdón (o sin él), pues antes de que venga el final de este matutino, sin remisión posible, ahí os dejo estas citas de sabiduría ajena, la primera de las cuales me suena haberla oído en la película hoy glosada, y la última es muy probable que también sea de la novela:
- "En política, querido mío, y vos lo sabéis tan bien como yo, no hay hombres, sino ideas; no sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, sino se allana un obstáculo". (Alejandro Dumas).
- "Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena". (Ana de Austria).
- "El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele". (Marco Aurelio).
- "No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida". (Alejandro Dumas).
Besos y abrazos,
Don.
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