lunes, 31 de julio de 2023

Matutino a-moribundo

¡Buenos días!

Cosas del prefijo negativo a- de la segunda palabra del título, que si no sería muy poco edificante por lo que al natural vitalismo matutino respecta, como el del sol que ahora sale con brío desde el horizonte en este día de verano que se promete muy caluroso con sus 37ºC de máxima prevista por los madriles, tras haber sufrido además una tórrida noche toledana. Bueno, quito el guion del prefijo y abundo en el amor, pero no demasiado, no vaya a ser que alguien se abrume, o sí, que una de las mayores demostraciones de amor que hay es saber cuándo dejar ir al amado a su aire, sobre todo si nos lo pide. Así que en cuanto os dé unos besos y abrazos, dejaré partir a este matutino.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Más que nunca" ("Plus que jamais", 2022) de Emily Atef, y con Vicky Krieps, Gaspard Ulliel, y Bjørn Floberg. Es el primer largo que veo de esta directora germano-francesa.

Una mujer treintañera, felizmente casada, está profundamente abatida desde que le diagnosticaron una rara enfermedad pulmonar que la abocará a una muerte prematura de la que podría salvarla un complicado trasplante, así que entra en lista de espera para la donación. Se siente incomprendida, está asfixiada, no solo por sus fallidos pulmones, sino sobre todo por la excesiva atención de su solícito y amantísimo marido y las miradas y compasivos frases y silencios de sus amigos. Busca consuelo y respuestas en internet, y encuentra un blog en el que un hombre noruego maduro cuenta sin palabras, en imágenes, con cierta sorna y sin dramatismos su día a día con su propia enfermedad terminal. Así que, en contra de la opinión de su marido, que no lo acepta, decide viajar ella sola desde Burdeos a una remota aldea noruega para conocerle y aprender de él a afrontar la situación, reencontrarse consigo misma y decidir qué hacer con la poca vida que le queda.

Película que no me acabó de gustar (nota: 5). Historia dura narrada sobriamente, sin melodramas, que fluye serenamente y con momentos, por lo que a mí respecta, algo incómodos. Como no me motivaba apenas nada tuve conatos de aburrimiento. Nos habla de la muerte, de la disyuntiva entre luchar contra ella (batalla siempre perdida al final) o aceptarla estoicamente, del dónde y el modo en que queremos morir, eligiéndolo con libertad mientras se pueda, del egoísmo de los que nos aman y no quieren perdernos, quienes deben asumir que la mayor demostración de amor (no posesivo), como antes dije, es dejar ir.

Ahora, antes, mucho antes de que la mortecina luz del atardecer me pille, me voy despidiendo, no sin antes dejaros estas citas de sabiduría ajena, disfrutadlas por este breve rato sin más, sin necesidad de poseerlas:

 - "Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se posee eternamente más que lo que se ha perdido". (Henrik Ibsen).

 - "Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo".  (Erich Fromm).

 - "A vivir hay que estar aprendiendo toda la vida, en cambio, lo que quizá te sorprenda más, es que toda la vida hay que estar aprendiendo a morir".  (Lucio Anneo Séneca).

Besos y abrazos,

Don.

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