miércoles, 21 de abril de 2021

Matutino prometedor

¡Buenos días!

Puedo prometer y prometo... No, que esto es una frase ajena (y recurrente latiguillo), mítica ya, de un insigne político de nuestro reciente pasado, aunque ya hace algo más de cuarenta años. En realidad es que las excelentes perspectivas que se abren ante mí con este nuevo matutino con el que empiezo relación me tienen enajenado, extasiado, loco de contento, y tendré que refrenarme si no quiero cometer algún disparate cuando este globo se me esfume. Las que no se desvanecen, sin embargo, son estas nubes grises que llevan varios días asombrándonos, por la sombra que proyectan más bien, que el sol poco asoma entre ellas. Nubes que ayer dejaron algunos chaparrones primaverales y que hoy muy probablemente vuelvan a repetir, en este día nublado con 18ºC de máxima prevista.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Una joven prometedora" ("Promising young woman", 2020), de Emerald Fennell, y con Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Connie Britton, Jennifer Coolidge, Adam Brody, Laverne Cox, Clancy Brown, Angela Zhou, Molly Shannon, y Alfred Molina. Es el debut en el largo de esta prometedora directora, y actriz y guionista.

Una estudiante de medicina, brillantísima y extremadamente inteligente, la mejor de su promoción y con un prometedor futuro, deja la carrera a medias tras un muy desagradable suceso que la desequilibra. Años después, lleva una doble vida, durante el día trabaja de camarera en una pequeña cafetería, y por las noches del fin de semana sale furtivamente a castigar a los hombres que tratan de aprovecharse de las mujeres desvalidas, poniéndose ella misma de cebo simulando estar borracha hasta las trancas. Pero un día, por casualidad, se le presenta la oportunidad de vengarse de los culpables de aquel incidente universitario.

Espléndida película (nota: 8) esta tragicomedia, que no solo prometió sino que también cumplió con las expectativas que me generó su tráiler (a ver si aprenden los políticos con sus espurios eslóganes), de humor negrísimo y afilado, con un guion retorcido, como la propia protagonista es, con varias revueltas, un ajuste de cuentas, como el que narra, con la hipócrita sociedad de la que somos parte, en este caso en torno a la cultura de la justificación del abuso sexual hacia las mujeres, perpetrada no solo por ellos sino también por algunas ellas, sea justificándolo, ayudando a silenciarlo o mirando para otro lado, que está en la onda de los movimientos del "Me too" o del "No es no", denunciando la hipocresía social al respecto con suma socarronería y cierta mala leche, tratando cuestiones escabrosas de frente y de soslayo, y con humor de fina mordacidad, destilando el que se debería tratar con respeto a las mujeres, como a cualquier otro hijo de vecino, cosa que no siempre sucede.

Por cierto, la protagonista de la película se llama Cassandra, no en vano, pues este personaje de la mitología griega fue primero bendito por el dios Apolo con el don de la adivinación, pero luego maldita, al negarse a yacer con él como pago por el don recibido, para que nadie se creyera sus augurios (vaticinó la caída de Troya, pero la tacharon de loca). Si cambiamos el don de adivinar por el hecho de denunciar una violación, ahí tenemos el origen de las tribulaciones que llevaron a la enajenación mental a nuestra Cassandra fílmica.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, a las que reverencio con sumo respeto, comenzando por un picante refrán, aunque podría aplicarse en otros entornos, como la política, seguras promesas de un mejor entender lo que nos rodea:

 - "Hasta meter, prometer; y una vez metido, nada de lo prometido".  (Refrán).

 - "Que amor que pierde al honor
el respeto, es vil deseo,
y siendo apetito feo
no puede llamarse amor".  (Félix Lope de Vega).

 - "Los abusos son como los viejos caducos: llega un tiempo en que dejan de infundir respeto".  (Edmund Burke).

Besos y abrazos,

Don.

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