¡Qué
lo oiga todo el mundo!, en la gloria me encuentro el breve momento que paso
cada mañana con los matutinos que, por efímero que pueda parecer, tanto me
colma. Ya volveré cuando vuelva a tocar. Pero eso será tras la cariñosa y
besucona despedida, que todavía queda un ratito para irme. De momento, la
mañana se nos ha levantado muy gris, y casi seguro que llueve... esta tarde lo
hará, según las previsiones, con máxima de 10ºC. Así que disfrutemos de este
glorioso otoño que traspasa nuestro ser, antes de que se marche.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Gloria mundi"
("(Sic transit) Gloria mundi"), de Robert Guédiguian, y con Ariane
Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan, Anaïs Demoustier, Robinson
Stévenin, Lola Naymark, y Grégoire Leprince-Ringuet. Es el cuarto largo que veo
de la larga filmografía de este director francés, tras "La casa junto al mar" ("La villa", 2017),
"Las nieves del Kilimanjaro" ("Les neiges du
Kilimandjaro", 2011), y "Marie Jo y sus dos amores" ("Marie-Jo et ses deux
amours", 2002).
Una
pareja, ella casada en segundas nupcias, celebran que una de sus dos hijas les
ha hecho abuelos con el nacimiento de Gloria. Comunican la noticia al abuelo
biológico de la criatura, que lleva casi 20 años en la cárcel, de la que sale
pocas semanas después una vez cumplida su condena y acude a conocer a su nieta.
Toda la familia son humildes trabajadores que luchan por salir adelante día a
día, pero la mala suerte se ceba con ellos rompiéndose su precario equilibrio
económico, y como consecuencia tambaleándose el afectivo.
Película
interesante (nota: 5), con sus más y sus menos, pero que no me acabó
de llegar del todo. Drama familiar que critica nuestra actual manera de vivir y
que, como en el resto de las películas de su director, denuncia las miserias
del capitalismo, cada vez más globalizado y que arrasa con todo, con sus
trabajos basura y sueldos insuficientes, modernas esclavitudes que terminan por
afectar a las relaciones familiares, haciendo a todos individualistas,
egoístas, insolidarios, cebándose estos males especialmente con los menos
favorecidos, siempre al filo del desamparo social.
Ahora
toca glorificar la sabiduría ajena con este par de citas, que espero no pasen
fugazmente por nuestras entendederas:
- "La fortuna, el éxito, la gloria, el
poder pueden aumentar la felicidad, pero no darla. Sólo el cariño da la
dicha". (Benjamín Disraeli).
- "Las cosas bellas son perecederas y los
bellos tiempos son efímeros".
(Jaime Balmes).
Sic transit gloria mundi.
(Traducción
del latinajo: Así pasa la gloria del mundo).
Besos
y abrazos,
Don.
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